“Tus palabras, Señor, son espíritu y vida”

Lev 19, 1-2; Sal 18; Mt 25, 31-46.

El juicio del que se nos habla en el relato bíblico está destinadoa la comunidad que, comonosotros, espera la Venida del Señor Jesús. De tal manera que, si se trata de esperar, la pregunta es ¿cómo esperamos? ¿Haciendo qué? ¿Cuándo y cómo? En principio diremos que esperamos el Reino de Dios de manera dinámica, como quien ha recibido un don y se ha hecho cargo de él, a esto llamamos: tarea. Con actitud confiada en Dios. De manera que, nuestra participación en su construcción es fundamental. Como diría el Evangelista San Mateo, “lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos”.

Lo que no puedas vivir aquí, tampoco lo podrás vivir allá (RdD); sí aquí no aprendes a experimentar el perdón de Dios, su gratuidad, su generosidad, su actitud misericordiosa, su caridad y tampoco aprendes a perdonar, a ser gratuito, generoso, misericordioso, caritativo… tampoco allá (RdD). Por tanto, esto implica que el juicio no se llevará a cabo en razón de cumplir preceptos o leyes, ni a partir del conocimiento o enseñanzas doctrinales, sino a partir de la capacidad para construir el Reino de Dios con actitudes muy concretas: con apertura y disponibilidad, para vivir como hijos de Dios, revestidos del Espíritu de Jesucristo; del hombre nuevo.

¿Y tú, cómo construyes el Reino de Dios desde aquí y ahora? ¿Cuánto ánimo ponemos en este empeño?

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Rubén Darío Arnaiz, C.M.