Luisa de Marillac: Los niños de la calle

por | Nov 25, 2016 | Benito Martínez, Formación, Reflexiones | 0 comentarios

“En nombre de Dios, mi reverendísimo Padre, piense un poco si no hay que pensar en aconsejar a las señoras que, para poder pagar las deudas, dejen de acoger de nuevo a los niños expósitos y retiren todos los destetados que están en las aldeas. Porque le aseguro en conciencia, que ya no hay posibilidad de resistir a la compasión que causan esas pobres gentes cuando nos piden lo que se les debe en justicia, y no sólo por su trabajo, sino por-que han adelantado de lo suyo, después de lo cual se ven morir de hambre. Se han visto obligadas a venir tres y cuatro veces desde muy lejos, sin recibir nada de dinero. Nosotras tenemos que atender a mucho, a la alimentación de las nodrizas y a menudo hasta a siete u ocho niños destetados, con dinero prestado; pero no es nuestro interés el que nos hace hablar, aunque de continuar así la cosa, forzosamente tendremos que gastar de lo nuestro, porque no podremos negarnos a darles lo que podamos por poco que sea”.

Luisa de Marillac, carta a san Vicente de Paúl (c. 318).

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Reflexión:

  1. En París se recogía cantidad de niños abandonados de noche a las puertas de las iglesias y de los conventos. Los que no morían de noche por el frío o comidos por las ratas, morían al poco tiempo por las condiciones despiadadas que habían pasado. La mayoría eran hijos de obreras y costu­reras despedidas por los patronos que habían abusado de ellas; sirvientas abandona­das por sus amos después de haberlas seducido, o chicas llegadas a la ciudad en busca de trabajo. Guardar al hijo suponía dificultades para casarse o colocarse; era morir de hambre madre e hijo. Es conocida la actuación de san Vicente, santa Luisa, las Damas -AIC- y los Vicentinos con estos niños, adolescentes y jóvenes, procurándoles enseñanza, educación cristiana, aprender un oficio y colocación para ejercerlo. San Vicente decía que se necesitarían 40.000 libras al año. Y da la solución: “hacer lo que se pueda”. La aportación económica más importante la dieron las Voluntarias. Sin ellas la obra hubiese fenecido. A los hi­jos de la nobleza y de la alta burguesía (con fortuna suficiente) que se consideraba bastardos  se les procuraba una colocación digna en la administración o en la Igle­sia (obispos, abades y priores); o se entregaba el niño a un matrimonio mediante la compensación de una suma de di­nero.
  2. En nuestra sociedad moderna esta situación parece superada, porque las instituciones se hacen cargo de los niños, pero todavía hay lugares, en unos menos y en otros más, donde los “chicos de la calle”, callejean como pequeños delincuentes, se drogan absorbiendo la droga barata de la gasolina y aprender a ser ladronzuelos, o, más triste aún, tienen que abandonar la escuela y el colegio para trabajar ya desde niños y aportar algo de dinero necesario para poder vivir malamente en casa.

Cuestiones para el diálogo:

  1. ¿Cuáles son las causas de esta situación de “los niños de la calle”? ¿Y la de las mujeres que la pobreza las obliga a ser infieles o a entregarse a la prostitución?
  2. ¿Cuáles son los objetivos y a qué se dedican hoy día las distintas ramas vicencianas? ¿Cuál es la misión y ocupación de la Familia Vicenciana con estos marginados? ¿Y en la lucha feminista?
  3. ¿Piensas que es suficiente y acertada la labor de la Familia Vicenciana en la lucha por una sociedad más justa y solidarias con los niños de los orfanatos? ¿A qué clase de marginados y de mujeres marginadas piensas que debieran dedicarse las “Voluntarias”?

Benito Martínez, C.M.

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