“¿Cómo es que no comprenden el tiempo presente?”
Ef 4, 1-6; Sal 23; Lc 12, 54-59.
Jesús urge a su generación a decidirse ante su propuesta del Reino, pero no son capaces de hacerlo. Hay signos que anuncian que él es el Hijo de Dios pero les cuesta aceptarlo. Están bien como están, en sus cómodas seguridades.
En un mundo ambivalente y dividido las comunidades cristianas estamos llamadas a discernir, a comprender la realidad que vivimos, a oler los signos de esperanza, de los signos de muerte.
El Reino de Dios es salvación ya presente.
¿Qué debemos hacer? Perseverar, en la certeza de que en medio de las oscuridades, de las tentaciones, de las pruebas y los cansancios, pese a todo, el Reino crece.
La luz de Jesucristo nos ilumina en el camino, pero el demonio sigue sembrando pesimismo. Los desafíos del tiempo presente exigen de nosotros los cristianos, fuerza y espíritu de discernimiento.
No es tiempo para los neutrales, ni para los que con su silencio se hacen cómplices de conductas corruptas, soluciones corruptas, leyes corruptas. ¡Estamos llamados a ser “sal y luz”, no miedo, silencio o despreocupación!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Alicia Gamboa, H.C.
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