“Amigos míos: No teman a los que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más”
Ef 1, 11-14; Sal 32; Lc 12, 1-7.
Nuestra vida está segura porque está en las manos de Dios. Nada tememos lo que creemos en él, o al menos, a eso nos invita hoy Jesús en el evangelio. Aquel que nos ha creado con sus manos, a su imagen y semejanza no nos abandona nunca, ¿creemos de verdad esto?
Nuestra vida está en sus manos, y, sus manos nos cuidan cuando perdemos el rumbo, nos curan cuando enfermamos, nos corrigen cuando nos equivocamos, nos acaricia cuando nos entristecemos, y a veces nos suelta para que aprendamos a caminar, pero jamás, jamás nos deja de sus manos.
Cuando pienses que a nadie le importas, cuando no sepas en quien confiar, cuando sientas que tu vida se derrumba, ¡No temas! Confía en Dios. “¿No se venden cinco gorriones por dos monedas? Pues ni de uno de ellos se olvida Dios.
Dios no se olvida de su creación, muchos menos de sus hijos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Alicia Gamboa, H.C.
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