“¿De dónde le vienen a éste esa sabiduría y esos milagros?”.
Jr 26, 1-9 | Sal 68 | Mt 13, 54-58.
La verdad es que Jesús nuestro Señor tuvo dificultades con la gente tanto de fuera de su comunidad como de dentro, pues en ambos lados hubo resistencia para acoger su mensaje. Sin lugar a dudas les sorprendía la libertad con que hacia las cosas, cómo que se dirigía a la gente. Tanta bondad y sobre todo la idea de un Dios encarnado con expresiones plenamente humanas, con lazos familiares y rostro concreto, como tú y como yo, era difícil de aceptar.
Debemos estar atentos en nuestra relación con Jesucristo pues también nos puede llegar a admirar su sabiduría pero no afectar nuestros corazones. El reto es creer que Él es el enviado de Dios nuestro Padre y de ahora en adelante Él sea el centro de nuestras vidas. El encuentro con Dios nuestro Padre inicia en nuestros corazones cuando lo abrimos para que Él entre. Una vez que Él ha entrado el siguiente paso es iluminar el entorno en que vivimos y ése sí que es difícil pues los demás nos conocen perfectamente.
La resistencia al cambio por parte de los demás es la primer barrera que encontraremos en nuestro deseo de cambiar, sin embargo debemos perseverar a pesar de los comentarios en contra que escuchemos, pues pueden decir muchas cosas que nos desanimen. ¿Qué cambios concretos hemos generado en nuestra comunidad? Tu desempeño en la comunidad, ¿te ha ayudado a confiar y acoger más a las personas sobre todo a los más pobres? Nuestros hermanos y hermanas son todos aquellos que quieren un mundo mejor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Israel C. Alba Romero, C.M.
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