Hch 13, 26-33 | Sal 2, 6-11 | Jn 14, 1-6.
Asomados al evangelio, escuchamos hoy la ternura salvadora de Jesús: “Volveré y los tomaré conmigo para que donde esté yo estén también ustedes”. Desde la ventana del libro de los Hechos oímos a Pablo deciros: “Tengan presente que por medio de Éste se les anuncia el perdón de los pecados y la total justificación”.
No nos abandona, no nos deja tirados en el sepulcro de la historia; es –para todos– el camino, la verdad y la vida. Y él nos ha dicho: Tú, sígueme. Y, en medio de las más duras condiciones, no pocos hacen como él para tomar consigo a sus hermanos y liberarlos de la muerte.
En Africa Central, el sacerdote católico Bernard Kinvi (32 años) ha salvado a más de mil quinientos musulmanos amenazados de muerte por los grupos anti-balaka. No hace mucho tiempo, los musulmanes (balakas) mataban a los cristianos. Pero el P. Kinvi no se deja enredar en la vieja visión de amigos-enemigos,
sino en esa otra evangélica que sólo mira a quien lo necesita, sea del grupo que sea. La organización internacional Human Rights Watch lo ha premiado por su valor. Pero él no lo hizo por recibir premios humanos, sino por parecerse a este Jesús que nos perdona y quiere que perdonemos y salvemos con él, ahora y por siempre. ¡Que el valor del P. Kinvi nos contagie!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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