Unas cien personas, venidas de varios países y congregaciones religiosas, nos hemos juntado en Roma entre el 22-25 de Febrero para reflexionar en el papel de la Vida Consagrada en la crisis humanitaria de millones de hombres y mujeres migrantes/refugiados en el mundo hoy. Esta es una iniciativa de cuatro congregaciones con presencia y reconocimiento de ONG en las Naciones Unidas: Pasionistas, Congregaciones de San José, Agustinos y la Congregación de la Misión. Entre los panelistas hemos tenido, en esta conferencia, políticos, abogados, expertos de diversas organizaciones, periodistas, hombres y mujeres de buena voluntad que están comprometidos con los refugiados y las victimas de la migración forzada.
El numero de refugiados ha crecido en los últimos dos años de una manera alarmante. Si juntáramos todos los refugiados y la gente que experimenta la migración forzada (desplazamiento) del mundo hoy, tendríamos la cuarta nación mas poblada de la tierra, algo que podríamos llamar: LA NACION DESPLAZADA…
Juntos hemos querido identificar las causas y las posibles soluciones a este fenómeno, combinando la perspectiva global y las iniciativas de acción local. Sabemos que nuestra tarea principal es la de unirnos solidariamente con muchas otras organizaciones que están ofreciendo ayuda humanitaria a las victimas del desplazamiento y la migración forzada (refugiados). Queremos actuar con las redes que tenemos, identificando los países de origen de los refugiados, los países de tránsito y los países de destino final de estas masas de personas que están buscando sobrevivir a la guerra, la devastación ecológica, la pobreza y la ausencia de oportunidades de trabajo y desarrollo humano. Además de la colaboración con agencias de ayuda, quisiéramos también actuar en los niveles más complejos, como es el de la abogacía, en la creación de nuevas políticas sociales justas que atiendan los asuntos de la migración y el desplazamiento.
Entre nosotros estuvieron refugiados y victimas de tráfico de Somalia, Libia y Siria, que compartieron sus experiencias con nosotros. Sus historias nos ayudaron a ponerle rostro humano a los números y las estadísticas, a la reflexión política y teológica. En este contexto hemos recordado los desafíos que el papa Francisco le ha planteado a la vida consagrada. El papa ha pedido que muchos de nuestros edificios vacíos o lleno solo a medias sean usados como lugares de acogida de familias de refugiados. Este gesto profético seria capaz de darle un nuevo dinamismo a nuestros carismas. Actualmente hay 20 congregaciones que han unido esfuerzos y han decidido acoger refugiados en sus casas generales en Roma. ¿Seremos nosotros capaces de un gesto profético como este? ¿Qué nos lo impide? ¿De dónde viene nuestra apatía e indiferencia frente al drama de los refugiados? Hay mucha gente que tiene prejuicios contra los refugiados, y a veces los medios de comunicación contribuyen en la creación de estos prejuicios colectivos.
Una solidaridad efectiva solo será posible con la información real de lo que esta pasando. Esta información además nos ayudará a desmontar algunos estereotipos injustos que producen miedo y parálisis en nuestra posible acción solidaria.
Desde nuestros carismas sabemos que nuestro mayor desafío es la identificación de los grupos mas vulnerables entre los refugiados. Se trata de los niños separados de sus familias, las mujeres, muchas de ellas viudas e inclusive la comunidad LGBTQ que experimentan violencia, abusos de todo tipo y una especial discriminación. Nuestra ayuda no puede ser selectiva, tiene que ser total, abierta, cristiana en el mejor sentido de la palabra, y abierta especialmente a estos sectores más vulnerables.
Dentro de los desafíos que nos planteamos están los siguientes:
- Contribuir a crear una estadísticas mas claras y confiables.
- Atender a los migrantes ‘in situ’, allí donde se encuentran.
- Atenderles integralmente y de una manera sistemática.
- Prevenir al separación de las familias. Atender los grupos mas vulnerables.
- Pasar de la acción directa a la abogacía, defensa y atención a las políticas que se crean en el área de la migración y los refugiados.
- Hacer presencia a todo nivel procurando crear espacios de acogida y solidaridad que humanicen el destino de las victimas de este flagelo.
- Atender los traumas del desplazamiento, de la guerra, la violencia, el trafico, etc.
- Crear y participar en redes de solidaridad y atención de refugiados. Adecuar algunas de nuestras casas para recibirles.
- Contribuir en la reconstrucción de los tejidos familiares y sociales y en la reparación siempre que sea seguro para las personas.
- Prestar especial atención a los derechos humanos en una atención centrada en las personas que reconozca la dignidad de sus historias y les ayude a vivir procesos reales de resilencia!
- Entender que la atención de migrantes y refugiados es un imperativo moral a los que creemos y un imperativo legal para las naciones!
En esta conferencia estuvimos presentes 9 Hijas de la Caridad, 2 miembros de la Congregación de la Misión y un laico vicentino. Nuestro carisma debe seguir identificando los nuevos rostros de la pobreza desde los cuales Dios nos sigue llamando como lo hizo con nuestros fundadores en la inspiración original del carisma. La indiferencia y la apatía no hacen parte de este carisma pero si la solidaridad, el compromiso y la hospitalidad!
Guillermo Campuzano, CM
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