Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 29 de diciembre de 2015

por | Dic 29, 2015 | Reflexiones | 0 Comentarios

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Día de Oración y Ayuno Vicentino
Martes, 29 de diciembre 2015
Año de la Misericordia

Algo para Dios – Estar agradecido – Todos los Caminos Conducen a Jesús -Vive el camino del dviento

¡Feliz Navidad, Querida Familia Vicentina! Oremos siempre los unos por los otros. Oremos por nuestros sacerdotes, los religiosos, los seminaristas, nuestro querido papa Francisco y todos los necesitados. Oremos también por nuestros jóvenes. Bendiciones, Lynn

Algo Para Dios – El ayuno, en términos simples, es la evitación voluntaria de algo que es bueno. Cuando los católicos hablamos de ayuno, normalmente significa el restringir los alimentos que comemos. Podemos ayunar entre comidas, no comiendo bocadillos, o podemos realizar un ayuno completo al abstenernos de todo alimento. La palabra desayuno en inglés, de hecho, significa: la comida que rompe el ayuno. Podemos realizar el ayuno a un nivel diferente, incluyendo la oración para todos los que servimos. Normalmente escuchamos sobre el ayuno durante la Cuaresma, pero podemos ayunar en cualquier momento. Nuestro ayuno nos llevará a convertirnos en una mejor persona, en Cristo. La tradición enseña que el ayuno es de los alimentos; sin embargo podemos dar un regalo mejor a nuestro Señor cuando ayunamos de los malos hábitos. Animémonos a ayunar de juzgar a los demás, especialmente a aquellos a quienes servimos. No les servimos para hacerlos como nosotros, sino para ayudarles a ser quienes realmente son, y que se sientan confortables. Ayudamos a levantarles de la pobreza espiritual y a cambiar su estilo de vida a su velocidad y su deseo. La otra cosa de la que podríamos ayunar es el chisme y la crítica de los demás. Nuestro ayuno debe de ser agradable a Dios, oculto dentro de nosotros y de ayuda a los demás. Lo debemos hacer en silencio y oración, no hay necesidad de presumir. El Ayuno es para el bien de nuestro Señor y nuestro llamado al servicio.

Estar Agradecidos – Agradecer a Dios por todos y cada uno de los días. Es lo que hay que hacer y siempre nos traerá alegría. Dejemos que la alegría del Adviento y la Navidad permanezcan en nuestros corazones. Si usted está en un aprieto y realmente ha ensuciado las gracias a Dios por su presencia o por cualquier plan que Él tiene para usted, pero usted espera con paciencia, al final, las cosas serán buenas. De alguna manera, esto no tiene sentido. ¿Cómo podemos sentirnos agradecidos cuando estamos en un lío y tantas cosas van mal? En las Escrituras vemos a Jesús en lágrimas y lo vemos orando. Él llora por nosotros y por todos los que servimos y al mismo tiempo, ora también por nosotros. Se lamenta de nuestros problemas. Hemos sentido el dolor de llorar por los demás y hemos sentido duelo por ellos. Oramos y sabemos que Él siempre estará ahí. A pesar de que no nos sentimos agradecidos en el momento, parar para hacer una oración silenciosa y agradecer a Nuestro Señor, es siempre una buena cosa. Si oramos después de visitar a los necesitados en sus hogares o en las instituciones, y oramos también para dar gracias a Dios por ponerlos delante de nosotros, nos sentiremos mejor. Cada uno de ellos cambiará nuestra vida un poco. Sobre todo, cuando no hacemos daño a los demás, sino que sentimos el dolor que Jesús siente por ellos y por nosotros. No tenemos todas las respuestas y no sabemos el camino a seguir siempre, pero una cosa es segura, Dios siempre está ahí y él sabe lo que es mejor. Él a su vez, convertirá nuestros problemas en bendiciones. Estemos agradecidos a Dios por estar siempre con nuestra familia vicentina y con todos nosotros. El agradecimiento traerá paz a todos.

Todos los Caminos Conducen a Jesús – El camino más transitado por los Vicentinos, es el camino al servicio y cuando llegamos a nuestro destino, vemos el rostro de Jesús. Algunos tienen problemas para hacer esto, pero lo que tenemos que saber es que Jesús está en todos nosotros y más aún en los que sufren. A veces, el camino en que viajamos en el servicio es cuesta arriba o lleno de rocas y nos sentimos en un terreno inestable, pero una vez que lleguemos a nuestro destino, Cristo estará allí, y nos animará y nos conducirá a lo que estamos llamados a hacer. En la Escritura leemos que todos los caminos llevan a Roma. En nuestros días, tal vez todos los caminos conducen al centro comercial, sobre todo en las últimas semanas. En realidad nuestros caminos conducen a Cristo. Lo hace en la oración, la celebración de la Eucaristía y en el servicio a los demás. A lo largo de Adviento nos llamaron para preparar el camino del Señor y hacer estrecho nuestro camino para hacer el camino suave y las colinas menos empinadas. Lo hicimos a través de la oración, el ayuno y la reconciliación que nos ayudó a llenar los baches. Cada uno tenemos nuestros propios baches que llenar. Para mí es la ira y debo llenar este agujero con el perdón. Busco perdón por mi ira y perdono a los demás cuando me lastiman.

Yo seré la primera en admitir que esto no es fácil, especialmente cuando todo mi ser me dice, «Él está mal.» Nuestro camino a Jesús nos dice que debemos perdonar, ser humildes y amar al prójimo. No podemos hacer esto sin nuestra guía impresionante, el Espíritu Santo. Dios nos da las herramientas para construir nuestro camino. Así que juntos llenamos nuestros baches y continuamos el viaje en nuestro camino hacia Cristo.

Viva el Camino del Adviento – Estoy escribiendo esto a los 26 días de Adviento y acabo de terminar de leer la reflexión del Padre Barron. Él nos habla de la primera homilía de Navidad. La homilía fue la anunciación que dada por el ángel a los pastores, la noche de Navidad. Lo primero que el ángel declaró fue: «No teman.» El Adviento nos ha ayudado a enfrentar el miedo y a ser fieles en saber que Dios está con nosotros. Cuando sabemos que Dios está siempre con nosotros, no tenemos que temer. El ángel, nuestro primer evangelista dijo: «Porque he aquí que yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo.» La buena noticia es: «Que os (nos) ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. » Celebramos esta buena noticia en nuestras vidas hoy. Cristo, el Señor es nuestro Salvador y el salvador de todos. Es por esto que vemos a Cristo en los demás y en especial en los que servimos y que están en necesidad de su amor. La mayoría de las veces, no sabemos cuándo hacemos la diferencia, pero servimos de todos modos. No se trata de hacernos sentir bien a nosotros mismos, se trata de hacer que los demás se sientan bien. Continuemos el viaje con el corazón lleno de amor y sepamos que Cristo está siempre con nosotros y nos ama.

Gloria al mundo y paz en la tierra, en especial a los que servimos. Paz y bendiciones, Lynn

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