Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 10 de noviembre de 2015

por | Nov 10, 2015 | Reflexiones | 0 comentarios

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Día de Oración y Ayuno Vicentino
Martes 10 de noviembre 2015
Año de la Vida Consagrada
Socios con Dios – Jesús en nuestro equipo – Luz de guía del Espíritu Santo – La Trinidad es la Vida

Querida Familia Vicentina: Tengan todos una gran semana. Abran los ojos para ver la bondad que nos rodea. Miremos a los otros con los ojos de Dios y amémosles como Él nos ama. Oremos siempre, especialmente por el papa Francisco, por nuestros obispos, sacerdotes y seminaristas. Oremos por la Familia Vicentina, por nuestra juventud y por supuesto, por aquellos a quienes servimos. Dejemos que nuestro amor se muestre a través de nuestra sonrisa y hagamos la diferencia, cada día. Oremos con los santos y oremos por todas las almas. En Canadá, el 11 de noviembre es el Día para Recordar a los caídos. Un día para honrar y recordar a todos nuestros veteranos de todas las guerras.

Socios con Dios – Nuestro celo por la vida santa es como una condena para los que no quieren vivir de la misma manera. A veces nos desaniman, pero no nos desesperan porque Dios está siempre con nosotros. Oramos para pedirle que nos ayude en cada situación. Entreguémonos a Él y oremos para recibir orientación. El siguiente paso es escucharle a Él. Oremos siempre para que nuestro Dios sea el centro de nuestras vidas, para que le podemos servir mejor. Desde luego, no hay que ser fanático, asustando a otros, pero “El Señor ha dado a conocer su plan de salvación.” (Salmo 98) Yo sé que yo lo necesito. ¿Y usted, lo necesita? Él ya nos está ayudando y ahora es el momento para pedirle más orientación y verdadera asociación. Él realmente anhela ayudarnos con cualquier mal en nuestras vidas y Él quiere ayudarnos a servir con amor y dar nuestra amistad a todos los necesitados. ¿Permitimos que la buena nueva de Jesús penetre en cada área de nuestras vidas? ¿Es Él realmente el Señor de nuestras vidas por completo? A veces somos llamados “fanáticos religiosos,” porque se sienten incómodos alrededor de nuestro ejemplo de santidad. Amemos a los demás, pero a la manera de Dios. La manera de Dios y nuestra, juntos… hagamos una alianza impresionante.

Jesús en Nuestro Equipo – Jesús quiere hacernos ganadores, siempre. Necesitamos unir nuestros corazones y nuestras mentes, en la verdadera caridad, para servir a los que nos necesitan por lo que somos o por lo que tenemos, sin esperar nada a cambio. Esta es nuestra alegría como equipo, y Jesús está liderando el camino. Él nos pide que le sirvamos en los pobres y entre nosotros. No podemos ser autosuficiente o egoístas. No servimos, ‘inflándonos’ a nosotros mismos. Su discurso es que nos amemos a nosotros mismos, por supuesto, pero sólo en la misma manera en que lo servimos a Él a través de los pobres y nos humillamos siendo sus siervos. Estamos para traer esperanza, amor, paz y gozo a nuestros amigos y prójimos, y a nuestra Familia Vicentina. No podemos pensar que somos superiores, si caminamos juntos con Jesús como parte de su equipo. Los que servimos deben de sentir el amor de Jesús a través de nosotros. Somos un equipo y Jesús quiere que seamos un equipo de ganadores. Por supuesto que siempre oramos antes de nuestras visitas. Si estamos trayendo comida, también es bueno bendecir el cesto y a los que la reciben. Después de la visita a la casa, tome un poco de tranquilidad para compartir su experiencia con Nuestro Señor y si usted tiene un problema, póngalo delante de él. Sólo así va a encontrar una solución y usted se sentirá bien. Jesús no quiere que nadie sea un perdedor. Incluso cuando no están de acuerdo con nosotros y estamos bien, quiere que nos sintamos levantados en el reino victorioso del amor, donde todos somos ganadores. ¡Vamos Equipo, sí se puede!

Luz de Guía del Espíritu Santo“Y yo rogaré al Padre, y él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16). Roguemos al Padre, Hijo y Espíritu Santo que siempre nos guíe. Necesitamos la guía del Espíritu Santo. Nunca debemos alejarnos de Su presencia. El Espíritu nos guiará, nos llevará al lugar donde debemos estar al servicio del pueblo precioso y preciado colocado delante de nosotros y en la necesidad de nuestro servicio. Siempre debemos atesorar este regalo. Se nos ha dado tanta ayuda para cumplir con nuestro llamado. Estas buenas obras, el servicio de amor y la obediencia a nuestro Dios no es un peaje que pagamos para cruzar al cielo. Sino que son el fruto de nuestro viaje. Los frutos del Espíritu que nos guían con amor. Se nos ha dado el Espíritu Santo libremente. Es realmente como somos adoptados en la familia de la Trinidad. Sé que esto no es teológicamente correcto, pero me hace sentir bien sabiendo que tengo un poderoso Espíritu para ayudarme a hacer la obra de Dios. Tenemos que permanecer conectados y siempre creer. Hemos sido elegidos para servir y tenemos todo lo que necesitamos cuando leemos los Evangelios, oramos y ayunamos por aquellos a quienes servimos. A veces es bueno ayunar de algunos de los lujos que tenemos en los alimentos y otras cosas, sólo para sentir un poco el hambre que siente Jesús en los pobres.

La Trinidad es la Vida – La verdadera vida comienza con la Trinidad. ¿Alguna vez se preguntan por qué la Iglesia se centra en nuestro servicio a los demás? Todos, a nuestro alrededor, piensan en sí mismos y viven muy buenas vidas. Bueno, tal vez lo son, realmente no deberíamos juzgar. Cuando estamos en la Misa juntos, realmente somos uno con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y en unidad con la comunidad. La naturaleza de Dios nos llama a ser uno. Y lo veo tomándose un poco de tiempo extra con nosotros para mostrarnos el camino. Estamos llamados a ser humildes y sirvientes. Tenemos la Trinidad a nuestro servicio por la vida. La Trinidad es nuestra luz guía. Somos guiados con la esperanza de servir a Jesús. Somos una familia de Vicentinos, una comunidad en nuestras Iglesias y también tenemos esta familia muy unida y la comunidad en la Trinidad. Dios nos hizo a su imagen. Jesús murió por nosotros y el Espíritu Santo nos da regalos maravillosos. Estamos verdaderamente bendecidos en esta comunidad familiar. Cuando Dios hizo toda la creación, Él vio que era bueno. Pero cuando Él nos hizo a nosotros los humanos, Él dijo: “Esto es muy bueno”. (Génesis). Para mí, amar a los demás es nuestro trabajo. Servir a Cristo es nuestro trabajo. Agradecer a Dios es nuestro trabajo. Nos mantiene unidos por la Santísima Trinidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo que viven en nosotros y nos dan todo el amor.

Bendiciones,

Lynn

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