Rom 2, 1-11; Sal 61; Lc 11, 42-46.
“Imponen a los demás cargas insoportables”
Nuevamente vemos en el Evangelio un Jesús que denuncia a aquellos que se dejan llevar por sus intereses y apariencias, mientras descuidan lo verdaderamente importante: la limosna, la justicia y la generosidad. Aplican la ley del embudo: lo estrecho para el otro, lo ancho para uno. Y esta tendencia es especialmente fuerte en cualquiera que tiene alguna autoridad, sea ésta familiar, religiosa, política, laboral o de cualquier otra especie.
¡Qué hábiles para usar en vano el “bien común”, las “normas de la ley”, el “nombre de Dios” o la “información reservada”, para que los pequeños paguen impuestos y más impuestos. O como el padre, ausente y flojo que castiga a sus hijos si un día llegan tarde… Cuántos guardianes de las pobres ovejas, convertidos en lobos insaciables. Pero, los fariseos también nos representan a nosotros y podemos examinarnos desde lo que Jesús nos advierte.
¿Qué nos diría hoy a nosotros el Señor? ¿Hemos ya caminado un poquito en dejar de pensar sólo en nuestros intereses y dejar de poner cargas pesadas a los otros? ¿Hace algunos años qué era lo importante para ti? Hoy, ¿qué es lo verdaderamente importante? ¿Para Jesús qué es lo verdaderamente importante? ¿Me ayuda el saberlo?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Elena Quiñonez, H.C.
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