Oración y Ayuno Vicentino
martes, 11 de agosto 2015
Año de la Vida Consagrada
Corazón Generoso – Convierta Todo en Amor -Cristo céntrico – De acuerdo Con la Voluntad de Dios
Querida Familia Vicentina: Oremos por los demás y para los que en todo el mundo sufren de desastres naturales, incendios, inundaciones, tornados y otras tormentas y por todos los que en el mundo sufren de abuso, de prejuicios, de injusticias, de tortura y de intolerancia. Nos sentimos seguros hasta que vemos los peligros y allí es cuando debemos orar por aquellos que los ven muy a menudo. Por supuesto oremos diariamente por nuestros familiares Vicentinos y nuestros propios familiares; los sacerdotes, religiosos, seminaristas, diáconos y nuestro amado Papa Francisco. Recuerde que debe descansar. Yo estoy de vacaciones en el hermoso lago Okanagan, en las Montañas Rocosas canadienses. Que Dios les bendiga su semana a todos. ¡Amén!
Corazón Generoso: – Tener un corazón generoso es compartir a Jesús. A veces nos sentimos abrumados cuando tenemos tantas llamadas y las demandas son múltiples. No hay que rendirse, porque las cosas sean difíciles, más bien, trabajemos más duro cuando contemplemos renunciar. Porque todo lo que tenemos viene de Dios. Él quiere que tengamos todo lo que necesitamos. A veces parece que nos preguntamos por qué aquellos a quienes servimos necesitan tanto y les criticamos por sus peticiones especiales. Nos olvidamos del generoso corazón de Jesús y cómo estaba tan presente en Su pueblo, mediante la sanación y haciéndoles que de verdad se sintieran bien consigo mismos. Nuestro corazón generoso será recompensado muchas veces; sin embargo, no siempre será con las cosas materiales. Como Vicentinos hacemos un gran trabajo en servir a los necesitados, pero muchos de nosotros tendemos a quejarnos. Debemos recordar siempre que nuestro papel como cristianos y como discípulos vicentinos es alimentar un corazón generoso; tener un espíritu dadivoso, no de nuestros excesos, sino de lo que tenemos y que se necesita. Estamos llamados a hacer crecer un corazón generoso y confiar en Dios; confiar en el prójimo. ¿Cómo podemos inspirar a nuestros Vicentinos y a nuestra Parroquia a ser generosos? Cada persona necesitada merece nuestro generoso corazón, nuestro corazón Vicentino.
Convierta Todo en el Amor: – Estoy seguro que muchos de ustedes han leído este pequeño libro de Robert P. Maloney, C.M. Es una regla para los miembros laicos de la Familia Vicentina. “El amor es inventivo hasta el infinito.” (SV X1, 146) Estamos llamados a la vida Vicentina. No es por accidente. No tenemos la ventaja de vivir en el claustro o de tomar los votos; sin embargo, hemos dicho «sí» a Dios y Él ha colocado a muchas personas necesitadas que tenemos ante nosotros. Tenemos que tomar esto en serio. Ser cristiano no es estar sentado atrás y viendo que otros hagan el trabajo. Ser vicentino es una vocación. Decir «sí» es grave. Después de leer este libro otra vez me di cuenta de que realmente necesitamos una regla para la vida cristiana, pero más aún para la Vida Vicentina. Como Vicentinos vemos el rostro de Cristo en todos los que servimos y amamos como Cristo ama. Una actitud de amor es fácil de mantener, siempre y cuando estemos con amigos, y no estamos en el tráfico de las grandes urbes, o esperando en línea, o andando a toda prisa, o no sintiéndose bien. Pero Jesús no nos dio excepciones a la regla de amar a los demás. E incluso en la cruz oró por todos nosotros.
“Os doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros; como yo os he amado, que también os améis los unos a los otros; de esta forma conocerán todos que sois mis discípulos: si os tenéis amor los unos a los otros…” (Juan 13: 34-35) Esto es ser un cristiano y un Vicentino. Os animo a leer o releer este pequeño libro siempre “Convierta Todo en el amor”.
Cristo céntrico: – me encanta orar ante el Santísimo Sacramento. Se siente una paz sin igual. A veces me doy cuenta, al final de mi hora que no hice mucha oración. Me quedé sentada en silencio. Yo estaba esperando con él, disfrutando de su amor y haciéndole compañía. Me sentí un poco culpable por no rezar. Hay tantas personas que lo necesitan. Entonces pensé en el Jardín de Getsemaní y en cómo los apóstoles no se quedaron despiertos con Jesús. No pudieron esperar con él en su momento de necesidad. Mi hora, no era por la noche, sino durante el día. Yo no tenía problemas para mantenerme despierta, simplemente no recé. Yo no estaba allí para él tanto como él estaba allí para mí. Me quedé fielmente durante mi hora y en realidad más, porque me sentía tan bien. En realidad me quedé más allá de la hora y me sentí como si estaba brillando. Jesús hizo todo el hablar y yo estaba realmente fascinada. Salí como siempre, diciendo: “Jesús, María y José, los amo tanto.” Esta fue mi oración. Yo estaba recibiendo y supe que entonces debía orar por los demás y centrarme en el amor de Dios por ellos y servirlos con alegría, dándoles esperanza. Cuando somos capaces de centrarnos en Cristo, su mensaje llega y traspasa.
De acuerdo con la Voluntad de Dios – La diferencia entre los santos y los que han tenido menos éxito en la vida cristiana es que los santos fijan su unidad de propósito en hacer la voluntad de Dios. Jesús se convierte en uno de nosotros, porque nos valora por lo que somos. Se convierte en uno de nosotros, porque no hay nada que podamos hacer, eso puede devaluarnos a nosotros mismos. Él atesora a todos y cada uno de nosotros y reconoce el precio de lo que somos, que es el precio completo. No hay descuentos para el perro discapacitado. No hay descuentos para el ser humano discapacitado. Dios pagó el precio completo con Cristo. Cristo se hizo uno de nosotros para que nosotros supiéramos del sacrificio y el don de Dios. Al asumir la condición humana, también supo lo que es ser plenamente humano, con todas sus debilidades y tentaciones. Sirvió a otros. Estuvo allí en la cruz derramando su amor por nosotros, sin excepción. Lo hizo por la voluntad del Padre que nos ama incondicionalmente y su amor nunca nos dejará.
Bendiciones,
Lynn
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