Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 21 de julio de 2015

por | Jul 21, 2015 | Reflexiones | 0 comentarios

lynn

Día de Oración y Ayuno Vicentino
Martes, 21 de Julio de 2015
Año de la Vida Consagrada
Dios nos bendice siempre – Tomemos un descanso – Entrad al Reino – ¿Qué necesitamos?

Estimados Hermanos y Hermanas Vicentinas: Qué alegría me dan. Me encanta leer sobre el gran trabajo que hacen para la Familia Vicentina en www.famvin.org. Me encanta saber sobre los premios que reciben y de sus reuniones especiales. No sentimos verdaderamente bendecidos por su presencia. Sé que ustedes están orando por toda la Familia Vicentina todos, clero, diáconos, obispos y nuestro querido Papa Francisco. Recuerde que debe orar por nuestros jóvenes, especialmente por nuestros seminaristas y aquellos que contemplan consagrarse a la vida religiosa. Bendita sea vuestra semana.

Dios nos bendice siempre – Dios nos ha bendecido siempre; compartámoslo. El recibir presentes de los demás es la manera como Dios nos toca con su amor. Compartir con los demás lo que Él da a nosotros es cómo Él toca a otros. Damos, de regreso, y damos gracias cuando ayudamos a los demás, especialmente a los que Él pone ante nosotros. Dios tiene sus propios métodos de intercambio. Él da todo gratuitamente. Pero esta no es la norma común, sino la manera de Dios. Él da a nosotros sin costo y su expectativa es que nosotros damos gratuitamente también. El sistema funciona. Dios nos da la misericordia, la bondad, tantas bendiciones y nuestros dones, los que compartimos con los demás, se los merezcan o no. No siempre nos merecemos lo que Dios da. Pensemos en todas nuestras bendiciones, en lo que poseemos y en los muchos dones. Recemos, en acción de gracias, por todo lo que se nos ha dado. Cuando distribuimos sus bendiciones a los demás, Él es muy feliz. No dejemos un regalo de Dios escondido en la bodega de nuestro egoísmo. Esto no hace feliz a Dios. Dios distribuye sus dones a través de la comunidad. Recibir regalos de los demás es lo que nos toca con su amor. Compartir gratuitamente con los demás lo que Él nos ha dado, es cómo Él toca otros. Y así Dios se hace más plenamente presente en el mundo.

Tomemos un descanso – La vida depende de descansos y desprendimientos de nuestros asuntos, incluso nuestro trabajo en la Sociedad de San Vicente de Paúl. Jesús invitó a los discípulos a descansar, para ser alimentados y nutridos después de su trabajo: la difusión del Evangelio. Al observar el Sabbath, el día de reposar, Jesús da un poderoso testimonio de lo mucho que nuestras vidas dependen del equilibrio entre el descanso y el trabajo. Durante nuestro descanso, podemos orar y discernir sobre aquellos que nos pone en frente para planear de la mejor manera y ayudarles a levantarse de su pobreza. Sin embargo, cuando el deber nos llama, debemos pasar a hacer el trabajo que estamos llamados a hacer. Cuando Dios nos llama, el tiempo de descanso ha terminado. Tenemos que hacer planes para adecuar el tiempo entre el de descanso y el de orar y el de planificar. Necesitamos el descanso para que podamos servir con amor, y con alegría. Hagamos un esfuerzo esta semana para encontrar una nueva vida y nueva dirección para el descanso. Dejemos que algunas cosas vayan a descansar para usted y los demás; para mostrar nuestro amor a la familia y a los necesitados. Pensemos en las cosas que pudiéramos hacer para causar un cambio en nuestras vidas y en nuestro trato a los demás. Tomemos un descanso y dejemos que Dios actúe en nuestras vidas.

Entrad al Reino – Al final de los tiempos, el Rey dirá a los que fueron compasivos con los hambrientos y sedientos, los desnudos y los extranjeros: “Venid, bendecidos de mi Padre, entrad en el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, incluso si nunca me han conocido, porque todo lo que habéis hecho al más pequeño de mis hermanos, a mí habedlo hecho.”(Evangelio de Juan) Jesús viene a través de algo pequeño, un pequeño pedazo de pan consagrado por el sacerdote y que se convierte en su Cuerpo. Este es el plan de Jesús. Él nos deja físicamente, pero a través del pan Él estará realmente presente entre nosotros. El sacramento se convierte en una presencia real para cada uno de nosotros; no es sólo un momento de gracia, sino un signo de un pacto de amor, una amistad que se nos ofrece. Jesús nos ha elegido vivir su misión. Él quiere que nuestros corazones sean manantiales de agua viva, que amemos a la gente y les ayudemos a alcanzar sus metas. Así, cuando anunciamos la Buena Nueva a los pobres, no es para decirles: “Jesús te ama”, sino más bien decirles: “Te amo. Me comprometo contigo en el nombre de Jesús.” Usted se anuncia con su presencia amorosa y viaja con ellos. Hagamos todo ésto en el nombre de Jesús.

¿Qué Necesitamos? – Dios provee lo que necesitamos cuando lo necesitamos. Dios siempre proveerá exactamente lo que necesitemos cuando lo necesitemos, aunque no siempre parezca lo suficiente o lo correcto, confiemos en Él, siempre. En la obra vicentina, tenemos la experiencia, sin embargo a veces nos ponemos a pensar: ‘esta visita es la misma que la anterior’ y nos olvidamos de que cada persona es diferente a pesar de que sus necesidades puedan ser similares. Necesitamos a nuestro Señor con nosotros. Él lo sabe todo y tenemos que aprovechar el momento. Debemos tratar cada visita como un nuevo regalo de Dios. Cada visita merece lo mejor que tenemos. Veamos a Jesús siempre en la cara de las personas necesitadas. Digo esto a menudo, porque a veces es difícil para nosotros ver a Jesús en las personas quebrantadas. Vemos sus malas decisiones, sus adicciones y su encarcelamiento, otra vez. ¿Cómo puede esta persona ser Jesús? Debemos caminar con ellos sin darnos por vencido. Tenemos que ver a Jesús y ser Jesús. ¿Qué haría Jesús? Con la oración, sabremos. A veces es el viaje, no los bienes que damos. Nuestro viaje incluye siempre la oración, antes de la visita y después de la visita. No nos olvidemos de la amigable llamada después de la visita. Esto es importante. Sólo una llamada para decir ¿cómo estás? Esto nos da otra oportunidad para orar y saber que Dios siempre está allí, simplemente pidamos lo que necesitamos; Él proveerá.

Vivamos la palabra y el gozo del Evangelio con nuestras familias y para aquellos a quienes servimos.

Bendiciones, Lynn

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