La Conferencia de Obispos de Cuba, en el Proyecto Pastoral 2014-2020 y en el Documento “La Parroquia, Comunidad de Comunidades”, ha optado, como pastoral primaria, por las casas-misión o pequeñas comunidades en medio de la gente.
La primera misión popular vicenciana se dará este verano en la Diócesis de Cienfuegos, en Cruces y Lajas, después de 57 años de desierto. El Obispo de Cienfuegos tomó como sugerencia lo que se ha llevado a cabo en la parroquia de la Milagrosa, de la Habana.
Por otra parte, el Cardenal de la Habana, Mons. Jaime Ortega, en la presentación del Proyecto de Pastoral Nacional al clero, lo expresó con toda claridad: “No hay otro método de pastoral, otra forma de llegar a nuestro pueblo, después de tantos años de sequía, que la pastoral de persona a persona y las pequeñas comunidades de las casas-misión, y para esto hay que poner a la parroquia en estado de misión”.
La experiencia de misión vicenciana de la parroquia de la Milagrosa
Ha costado varios años, pero se ha llegado a vivir el gozo de la misión vicenciana. En la pre-misión descubrimos que la parroquia tiene 5.300 familias, unos 22.000 habitantes, de los cuales dijeron estar bautizados el 82 por ciento. La parroquia está situada en el barrio 10 de octubre, un barrio normal, que fue de las periferias, pero que hoy está bien trazado.
El primer reto misionero fue que había que llegar a fundar 140 casas-misión, una por cuadra. El eslogan era: “En cada cuadra, una casa-misión”. Y se consiguió.
El siguiente reto misionero fue: que todos los ancianos puedan estar atendidos por Caritas. Y Dios nos ha bendecido tan grandemente que, desde la pequeña comunidad de la cuadra, se ha podido llegar a descubrir la necesidad de los más pobres y atender desde la Residencia que hemos abierto a 170 ancianos. También atendemos las necesidades básicas de 90 familias desde el SAC (servicio de alimentación), copiado del que existe en la Basílica de la Milagrosa de Madrid.
El proceso de la misión lo iniciaron los JMV y los paúles venidos de España. Sin este apoyo hubiera sido imposible. Ellos iniciaron las visitas, casa por casa, y rompieron así la mayor de las barreras sociales. Con ellos se hizo la llamada a “revivir” nuestras Asociaciones totalmente muertas: JMV, AIC, Conferencias de San Vicente de Paúl y AMM.
Y con las Asociaciones estamos manteniendo el tercer momento de la misión: la perseverancia de las comunidades.
Es verdad que hemos tenido mejores tiempos que los actuales y que nos está costando mucho mantener las comunidades “casas-misión”. Este estilo de parroquia misionera exige, por ejemplo, que se celebre la Eucaristía periódicamente en las casas (por sectores), porque, en su proceso de fe, todavía no han descubierto la Eucaristía y, por tanto, se necesitan sacerdotes. Cada comunidad funciona unida a dos más, como una pequeña parroquia, porque en ella tenemos la catequesis de niños y Cáritas. Hay que subrayar que van saliendo personas responsables que animan toda esta vida de fe y de caridad.
Otra experiencia positiva: el taller de jóvenes de Síndrome Down
En las visitas a los hogares, descubrimos a niños y jóvenes “distintos”. Pasados los 18 años, ¿a dónde van estos jóvenes?
Ante esta situación, Cáritas parroquial organizó un taller de lunes a viernes. Están matriculados 27, pero asisten 22. Han aprendido a distinguir los colores, a firmar, algunos también han aprendido a leer, y los estamos preparando mediante talleres de cocina, de costura, de peluquería, etc., para que puedan defenderse en la vida. Ciertamente, son la alegría de la comunidad. Se edificó una casa para ellos y tienen su identidad.
La experiencia se convierte en referencia
Este estilo nuevo de parroquia, plasmado tan vivamente en el Documento de Aparecida, de los Obispos de América Latina y el Caribe, y unido a la Exhortación apostólica “Evangelii gaudium” del Papa Francisco, ha provocado los Documentos de Pastoral citados al comienzo de estas líneas.
Por eso, el Obispo de Cienfuegos se ha preguntado: ¿No serán las Misiones populares vicencianas el mejor medio para llegar a esta evangelización? ¿No serán las Misiones populares vicencianas, con su adecuada renovación y puesta al día, la clave para una nueva evangelización en una sociedad secularizada? Y su respuesta ha sido llamar a nuestra puerta para que vayamos a evangelizar a su Diócesis.
Estos son, a grandes y generales rasgos, los objetivos que nos proponemos en esta Misión popular en la Diócesis de Cienfuegos:
- Formar abundantes pequeñas comunidades en medio de la gente.
- Concientizar, desde estas comunidades, a la atención y el cuidado de los pobres. Hay mucha soledad.
- Trabajar para que los niños sean catequizados en el barrio porque no llegan hasta la parroquia.
- Procurar que se consiga celebrar la Palabra, la liturgia, la Eucaristía… en el barrio, en las casas-misión.
En definitiva, este verano celebraremos la primera experiencia misionera en forma de Misión popular, después de 57 años. Iremos a dos pueblos sencillos: Lajas, de 14.000 habitantes y Cruces, de 30.000. Ya se ha llevado a cabo la primera fase, la preparación. Ahora, con la ayuda y la fuerza del Espíritu, vamos hacia la segunda fase. El grupo misionero está compuesto por tres Paúles y dos seminaristas, dos Sacerdotes diocesanos, doce Cursillistas, ocho seglares de la parroquia de la Milagrosa y 72 seminaristas del Seminario nacional.
Las Misiones populares vicencianas renacen en Cuba. No sé si en otros países esto sería noticia. Aquí es una gran noticia. La nueva evangelización lo pide y lo exige. Esperemos que todo vaya por los caminos que el Señor quiere.
Jesús Mª Lusarreta, C. M.
Fuente: Boletín Vicenciano de los Misioneros Paúles de Barcelona, Madrid y Salamanca, nº 2, julio de 2015.
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