Informábamos hace unos días de la instalación, el 9 de septiembre pasado, de Renato Lima de Oliveira como nuevo Presidente General de la SSVP.
Gracias a la colaboración de OzanamTV, podemos volver a visualizar la celebración, y escuchar las palabras que le dedicaron varios de los expresidentes de la Sociedad, así como el discurso programático del nuevo Presidente:
Discurso – 9 de septiembre. Ceremonia de Investidura del 16º Presidente General de la SSVP
Queridísimos consocios y consocias presentes en esta ceremonia,
A todos los que nos acompañan por la Ozanam TV,
Dilectos Vicentinos de Francia,
Miembros de la Familia Vicentina,
Invitados, Señoras y Señores,
¡Alabado sea nuestro Señor Jesucristo!
¡Buen día a todos!
Permítanme presentar este discurso en la Lengua Portuguesa, teniendo en vista que esta ceremonia está siendo transmitida, en vivo, por la Ozanam TV, por medio de la Internet, para Brasil y el mundo. Hay traducciones de mi texto, disponibles en inglés, francés y español. Agradezco a Ustedes.
Antes de todo, ¡muchísimas gracias a Francia por habernos recibido tan bien. Francia es un país hospitalario y hermano, de donde los principios de igualdad y fraternidad contagiaron al mundo. Y también de aquí fuimos inspirados por San Vicente, Ozanam, Bailly y los demás fundadores.
Quiero agradecer a Dios y a mi familia, parientes y amigos, vicentinos, por la elección e investidura como 16º Presidente General de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
Tengo la certeza de que Ozanam, Bailly y los otros fundadores de la Sociedad de San Vicente de Paúl están muy orgullosos y felices por el día de hoy: el día en que un vicentino sudamericano es investido como Presidente General de nuestra Institución. ¡Y todo eso aconteciendo dentro del AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA! ¡Es una bendición muy grande!
De América del Sur viene también el Papa Francisco y el nuevo Superior General de la Congregación de la Misión, Padre Tomás Mavric. ¡Es del “continente de la Esperanza” que Dios ha elegido e inspirado sus hijos para contribuir a la construcción de Su Reino!
Pienso que nuestros antepasados jamás podrían imaginar que, un día, un brasileño llegase a ese cargo. Digo esto no por falta de preparación ni de conocimiento por parte de los brasileños, lo que no sería verdad.
A final de cuentas, es en Brasil donde tenemos la mayor concentración de Conferencias, Consejos, Obras Asistenciales y Voluntarios. Pero pienso que nuestros fundadores jamás podrían imaginar tal hecho, teniendo en vista que Brasil se localiza muy lejos de París, la ciudad donde Ozanam y sus amigos dieron inicio a esta “Obra de Dios”. ¡Que Dios sea alabado por esto!
Mi ingreso en la SSVP ocurrió el 16 de abril de 1986, en la ciudad de Campinas, Estado de San Pablo, Brasil, por invitación de los queridos amigos Alexandre Soares y Paulo Rocha. En Brasil, el Movimiento de la Juventud Vicentina se estaba consolidando. Yo tenía sólo 16 años, era un adolescente que ni sabía lo que significaba la sigla SSVP. Entré en la Sociedad para poder ocupar mi tiempo libre, de manera saludable, en los fines de semana.
Sólo después, con el transcurso del tiempo, al frecuentar las reuniones semanales de la Conferencia Santo Tomás de Aquino y al hacer las visitas en domicilios en el barrio pobre de San Martín, es que percibí cuán grande es la misión – espiritual y material – de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Solamente después de algún tiempo fue que concluí que “ser vicentino es hacer felices a las personas” y que “practicar la caridad es estar, cada día, más cerca de Jesucristo”, especialmente para continuar a realizar aquello que Él vino a hacer en este mundo: amar y servir a los más pobres.
Tornarme vicentino fue la mejor cosa que yo hice en mi vida. En estos 30 años de caminata como cofrade, tuve el privilegio de tener excelentes menores, quienes me enseñaron todo lo que sé. Todos los consocios y consocias, a quienes conocí en mi vida, tienen una gran importancia en mi llegada hasta aquí, pues todos Ustedes contribuyeron, de alguna manera, en la formación de mi carácter y en el perfeccionamiento de mi vida espiritual y vicentina. Todos Ustedes fueron instrumentos de Dios en mi caminata.
En el Consejo General, además de los queridos consocios AMIN DE TARRAZI y MICHAEL THIO, quienes fueron y son ejemplos en mi vida, tuve dos padrinos excepcionales. El primero de ellos se llama JOSÉ-RAMÓN DÍAZ-TORREMOCHA Y DÍAZ, ex Presidente General, quien me invitó para integrar el equipo internacional de comunicación del Consejo General en los años 2000/2002. Conocí al cofrade Torremocha en 1997, cuando, en viaje de luna de miel con mi esposa Andrea en Madrid, tuve la alegría de visitar a este gran líder de la SSVP.
Años después, en 2008, el mismo Torremocha me invitó para la función de Vicepresidente Territorial Internacional para América del Sur, función que desempeñé con mucha dedicación hasta hoy, aceptando la invitación del cofrade Michael Thio para permanecer en el cargo durante el mandato de él, lo que me lisonjió mucho.
El segundo padrino vicentino que tuve se llama HUÁSCAR NABUCO DE ABREU FILHO, de la ciudad de San Pablo, Brasil, quien me invitó para dar una conferencia sobre “Comunicación Interna y Externa” en el 4to. Encuentro Iberoamericano de la SSVP, realizado en 2001, en Mérida, México. Huáscar es un cofrade espectacular, leal, amigo, compañero, quien siempre supo abrir espacios para nuevos talentos de la SSVP. En Mérida, en tono de profecía, después de mi conferencia, él comentó: “Acaba de discursear el futuro Presidente General”. Yo miré a él y sonreí, sin comprender mucho el alcance de aquella profecía en aquella altura.
En Brasilia, tuve excelentes profesores en las Conferencias de Nuestra Señora de la Salud, San Francisco de Asís, Santa Clara de Asís y Nuestra Señora de Fátima, así como en el Consejo Particular de Nuestra Señora de las Gracias, en el Consejo Central Divino Espíritu Santo y en el Consejo Metropolitano de Brasilia. Profesor no es sólo quien estimula y elogia, sino, sobre todo, quien corrige y educa con caridad.
Quiero ahora reforzar eso: todas las personas a quienes encontré en mi vida vicentina, tanto consocios, consocias y asistidos, fueron y son importantes para mí. ¡Son dones de Dios en mi vida! Siento en mi corazón un pedazo de cada uno de Ustedes. Buena parte de las experiencias, que viví en mi caminata vicentina, también está registrada en los cuatro libros de crónicas, de mi autoría, escritos para compartir el conocimiento y socializar las prácticas vicentinas exitosas de varios países.
Queridos consocios,
Queridas consocias,
Queridos amigos y amigas.
Quiero también agradecer a todos los Consejos Nacionales y/o Superiores que otorgaron sus votos en mi persona, garantizando la votación suficiente para ser elegido. Y, asimismo, agradezco a quienes, eventualmente, no votaron en mí, respetando la voluntad de sus Consejos. Gracias a Dios, hay democracia en la SSVP, y tenemos que valorizar la existencia de candidatos, pues sin ellos las elecciones no pueden ocurrir.
En Roma, el proceso electoral transcurrió en un clima de total fraternidad, armonía y descontracción. De los siete candidatos, que inicialmente fueron indicados por los países (un ruso, un francés, un irlandés, un malayo y tres brasileños), solamente dos prosiguieron hasta la final. No es la primera vez que dos brasileños fueron candidatos para el Consejo General. En las elecciones de 2010, cuando el cofrade Michael fue elegido, había dos compatriotas candidatos. Eso es natural, comprensible y hasta esperado, siendo Brasil un país con un importante número de vicentinos, vicentinas, Conferencias y obras.
Pero se precisa aclarar que, en una elección para Presidente General, la nacionalidad de los candidatos es algo secundario. Es claro que la preparación, la disponibilidad, la capacidad, las ideas y la voluntad de servir de cada uno son factores a ser observados.
Pero, sobre todo, lo que cuenta realmente es la acción del Espíritu Santo, como dejan evidente nuestra tradición y nuestros reglamentos.
En mi elección en Roma, el 5 de junio pasado, tuve la oportunidad de manifestarme, en dos ocasiones, cuando reafirmé mi compromiso con los 20 ítems que componen el Plan de Trabajo que ejecutaremos en los próximos seis años, siempre con seriedad en los gastos, diálogo y transparencia.
Algunas propuestas son consideradas innovaciones, como la creación de la figura del Oidor General (que será ejercida por una mujer, por consiguiente, una Oidora General), la revisión de las agregaciones e instituciones, y el concurso internacional de estudios sobre los fundadores. Otros poryectos representan la retomada de las ideas de Presidentes Generales anteriores, como las Cartas Circulares, la realización del Encuentro Internacional de Jóvenes y la edición de una revista institucional anual del Consejo.
Aun considerando esto, la mayoría de los demás puntos de nuestro Programa de Trabajo corresponde a proyectos que nacieron de nuestras observaciones, como Vicepresidente Territorial, al respecto de temas que nos pueden ayudar a avanzar y a mejorar mucho la gestión del Consejo General, y a reforzar el papel institucional del Consejo. Me ayudaron mucho, para idealizar ese Programa de Trabajo, los comentarios de los Coordinadores de Zona, de los Presidentes Nacionales y de los Vicepresidentes Territoriales. Esas personas están allá en la base, y saben muy bien como solucionar los eventuales problemas. Por consiguiente, ¡siempre tenemos que escucharles!
Uno de nuestros principales trabajos será continuar con la internacionalización de la SSVP, como, por ejemplo, se ha hecho, con gran éxito en China. El mundo tiene cerca de 210 países y naciones, mientra que la SSVP se encuentra presente en 151. Estos números muestran que precisamos llegar a todos los territorios del planeta, para llevar el mensaje vicentino a todos los rincones. Como sabemos, el espíritu vicentino es misionero, por naturaleza, llevándonos para donde Dios así lo quiera.
Las urgentes acciones de caridad en el mundo suenan como un fuerte grito de alerta frente a las nuevas formas de pobreza y exclusión social, aun porque parece que la maldad superó a la bondad en el mundo: terrorismo, violencia, persecuciones a los inmigrantes, avance de la pobreza, crisis económica que genera abismos sociales, falta de diálogo entre las religiones, destrucción del medio ambiente, entre tantos otros desafíos globales.
Y para revertir esa tendencia, precisamos establecer más Conferencias Vicentinas en todo el planeta, para sembrar la caridad, formar nuevas generaciones de hijos de Dios, fortalecer los valores familiares y construir un mundo más cristiano, basado en los principios evangélicos, en la justicia y en la caridad.
Vamos a intensificar las acciones con foco en el proceso de canonización del Bienaventurado Ozanam, investigando un hecho nuevo que surgió en Portugal, y reabriendo el caso de Venezuela, además de ampliar la recolección de nuevos relatos en el mundo. Algo me dice que, hasta el final del mandato, seremos brindados con la decisión del Vaticano para canonizar al Bienaventurado Antonio Federico Ozanam. ¡Oremos!
El área de formación de los vicentinos será reforzada. Daremos todo el apoyo a la FORMACIÓN UNIVERSAL, elaborada en la gestión del cofrade Michael Thio. Investir en la formación vicentina es la clave para la prevención de conflictos. Cuanto más conocimientos se tienen, más amor se transmite y menos problemas aparecen. En muchos lugares, queda claro que las deficiencias en la formación vicentina provocaron conflictos innecesarios en Conferencias, Consejos y Obras Asistenciales, creándose inmensos perjuicios para la imagen de la SSVP. Solamente evitaremos ese mal teniendo, buena formación.
Hablando también sobre formación, precisamos rescatar el espíritu original de la Sociedad de San Vicente de Paúl, relativamente frío en muchas partes del mundo. Debemos avanzar y modernizarnos, aun considerando esto, sin abandonar el legado de nuestros fundadores. Se precisa reforzar el papel de la Conferencia Vicentina como “comunidad de fe y servicio”. Es fundamental reafirmar el papel de los Consejos como elementos claves en el apoyo al trabajo de las Conferencias.
Precisamos enfatizar que los vicentinos formam una “rede internacional de caridad” y que buscan la santificación por medio de los servicios comprometidos con quienes viven en alguna situación de pobreza. Nuestra vida espiritual es la primera cosa en la que debemos pensar. Tenemos que llevar en cuenta nuestra santidad aún antes de hacer la caridad o de asumir cualquier función administrativa en la estructura. El corazón compasivo y tolerante de los dirigentes vicentinos es el secreto para alejar las disputas y las contiendas dentro de nuestra entidad. Además de todo esto, tal postura no es cristiana, ni evangélica y ni vicentina.
Podemos siempre divergir, pero con caridad y respeto. Las opiniones personales deben ceder lugar al pensamiento colectivo, como era lo que querían nuestros fundadores, quienes eligieron a la “fundación colegiada” como pilar para las tomas de decisiones en la SSVP.
También estaremos atentos a la renovación constante de la SSVP, buscando medios e ideas nuevas para atraer, cada vez más, a los jóvenes, los niños y los adolescentes para nuestras Conferencias, pues ellos garantizarán la continuidad de nuestros trabajos.
Iremos a ampliar las asociaciones y proyectos comunes con la Familia Vicentina Internacional. Tenemos la intención de firmar acuerdos de cooperación con instituciones renombradas, entre ellas, la “Asocación de Médicos sin Fronteras” y la “Cruz Roja”, además de aumentar la aproximación con la “Caritas” y el Vaticano. Vamos a proponer la constitución de un “fondo de apoyo institucional” para ayudar a los Consejos Nacionales, con menos recursos, en la estructuración de sus sedes administrativas.
¿Quien sabe, algún día, podremos ver un Presidente General de la SSVP discurseando frente a los grandes líderes mundiales, en las Naciones Unidas, para hablar sobre Ozanam y del sueño de él de “reunir al mundo entero en una red de caridad”?
Vamos a dar proseguimiento a las excelentes iniciativas, conducidas por la CIAD, en la ayuda humanitaria y en los proyectos sociales. Las buenas prácticas ya en ejecución por el Consejo General, establecidas en las gestiones de mis predecesores, serán mantenidas y fortalecidas. No podemos cerrar los ojos antes las grandes concentraciones de pobreza y de vulnerabilidad social en diversos lugares del planeta. Nuestra misión es llevar el “Evangelio de la Esperanza” a todos los seres humanos, especialmente para aquellos empobrecidos por razones de falta de amor en la humanidad.
Para llevar a cabo todos estos desafíos e iniciativas, estoy invitando a vicentinos talentosos y competentes, provenientes de todas las partes del mundo, para ocupar cargos en la estructura del Consejo General. Hasta el fin del año, todos los cargos serán ocupados. Son 85 miembros en todo el Consejo General Internacional. Estamos manteniendo a algunos dirigentes de la actual gestión y trayendo personas nuevas para el equipo, renovando nuestros cuadros y ¡permitiendo que nuevas ideas puedan brotar!
Los mandatos, en el ámbito del Consejo General, son de dos años, pudiendo ser renovados por períodos iguales hasta que completan seis años. Queremos que las personas que estamos invitando puedan continuar, con nosotros, hasta el final del mandato, en septiembre de 2022. Vamos actuar, juntos para hacer un excelente trabajo para toda la Confederación de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Aprovecho, en este punto, para agradecer, del fondo de mi corazón, por los vicentinos que están dispuestos a aceptar nuestras invitaciones.
A los Consejos Nacionales, dejo aquí un mensaje de unidad. Sabemos que el Consejo General es el “Consejo de los Consejos”, y su papel es el de prestar servicios a los países que componen nuestra Conferación Internacional. Espero que todos piensen como yo: esa estructura jamás puede ser considerada una “estructura de poder”, sino una “jerarquía del amor” que presta servicios, en beneficio de los pobres, a los preferidos de Dios.
Por consiguiente, ruego a Ustedes que continúen generosos en las donaciones que hacen para el CGI y, al mismo tiempo, cuenten con nosotros para prestar servicios más cercanos y más eficaces para todos.
Queremos que el Consejo General sea más conocido en todas las partes del mundo, y que no sea visto como un “primo rico que vive lejos” y que, de vez en cuando, aparece para hacer algunas visitas.
Queridos consocios,
Queridas consocias,
Queridos amigos y amigas.
A todos los que acompañaron de cerca las elecciones del 5 de junio pasado, les dejo el siguiente mensaje: muchas gracias por las oraciones de Ustedes, por los mensajes de apoyo y por confiar en la Providencia Divina. Rezamos pidiendo para que se hiciese la voluntad de Dios, y así es que creemos: Dios hizo la elección, y “Dios es quien conduce y conducirá esta obra”, como decía Ozanam. Somos meros instrumentos de Él para la consecución de la obra del Señor.
Quiero, también, hacer un pedido especial a todos los consocios y a todas las consocias del mundo: recen por mí, comprendan mis limitaciones y ayúdenme para que nunca me olvide de que esta función – que hoy asumo – es un servicio dentro de la Iglesia. Más que un servicio, es un compromiso con una obra de inspiración divina. Con el apoyo de un directorio leal y sincronizado con los mismos ideales y objetivos, tengo la intención de ejercer un liderazgo servidor, como nos enseña la Regla Vicentina.
Fue por eso que adoptamos, como lema de nuestra gestión, el pasaje bíblico citado en San Marcos, capítulo 9, versículo 35: “Si alguien quiere ser el primero, sea el último de todos y el siervo de todos”. Este versículo está dirigido especialmente a todos los vicentinos que ocupan cargos en la estructura de la SSVP, desde el Presidente de la Conferencia local hasta el Presidente General, pasando por todos los vicentinos que componen los Directorios de los diversos Consejos Vicentinos.
Ayúdenme a ser “el servidor de todos”. Ayúdenme a ser “el último de todos”. Ayúdenme a ser “el Presidente General de sus sueños”. Es lo que pido a Ustedes. Esta tarea exige enorme responsabilidad y sacrificio, pero, al mismo tiempo, es un gran privilegio y una alegría. Agradezco a Dios por haberme elegido para esta nobre función. Y espero no decepcionar a Ustedes.
En mi Carta Circular, del 31 de enero de 2017, hablaré directamente con todos los consocios y las consocias del mundo, presentando otros temas que merecen reflexión, en beneficio de la Sociedad de San Vicente de Paúl. En la ocasión, abriremos el concurso de monografías para el AÑO DE BAILLY. Además, durante el año que viene, tendremos dos grandes efemérides que hablan directo al corazón de todos nosotros, vicentinos: los 20 años de la beatificación de Ozanam y los 400 años del carisma vicentino (sin olvidar los 300 años de las apariciones de Nuestra Señora en Aparecida, Brasil, y los 100 años de las apariciones en Fátima, Portugal).
Pido a Ustedes oraciones, apoyo y comprensión para que juntos podamos desempeñar bien este cargo de servicio. Pido siempre a Dios que me dé fuerzas para cambiar lo que fuere necesario, y coraje para enfrentar las adversidades y las críticas – a veces injustas – que podamos oír. Es preciso tener benevolencia con todos, indulgencia para las imperfecciones de los otros y perdón para las ofensas, y así quiero actuar como Presidente General. Haré todo lo posible para cumplir bien con el papel institucional del CGI.
Las palabras que más importan, en el día a día de las actividades vicentinas, son las siguientes: donación, servicio, caridad, humildad y espiritualidad. Estas cinco palabras representan MUCHO dentro del carisma vicentino. Si perdiésemos esta identidad, perderíamos todo los que nos enseñaron San Vicente de Paúl y los fundadores. Además de eso, la principal característica de la SSVP es el carácter laico, desde la fundación, en 1833, propuesta por Ozanam y mantenida durante todos estos años. La laicidad es la clave de nuestra autonomía y de nuestra independencia, y no podemos dejar perder esa característica que viene forjando nuestra misión, visión, valores, identidad y carisma.
Era lo que tenía que decir, en este momento. Muchas gracias por la presencia de todos, aquí en París, en esta ceremonia, y muchas gracias a los que nos acompañan por la Internet, por las ondas de la Ozanam TV. ¡Alabado sea nuestro Señor Jesucristo! ¡Para siempre sea alabado!
Cofrade Renato Lima de Oliveira
16º Presidente General
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