“Dios escuchará nuestras plegarias si somos perseverantes y no nos cansamos de presentarle nuestras peticiones”
3 Jn 5-8; Sal 111; Lc 18, 1-8.
Para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre y sin desanimarse, Jesús les propuso la parábola que hoy escuchamos. El objetivo está bastante claro: quiere enseñarnos a orar siempre y con perseverancia y a no cansarnos ante las dificultades, incluso cuando parezca que Dios no escucha nuestras plegarias.
Ahora debemos preguntarnos, ¿cómo haces tú oración? ¿Eres perseverante o te desanimas fácilmente? Jesús nos invita a ser insistentes en nuestra oración y más aún, nos pide a orar con fe. Necesitamos de una fe muy grande y muy viva en Dios nuestro Padre; y confianza en que aquello que le pedimos nos lo va a conceder.
En nuestra vida diaria y en nuestra participación en la comunidad parroquial, estamos llamados a vivir una fe activa, que se manifiesta en nuestras acciones.
Oremos a Dios para que nos conceda una fe viva que nos impulse a ser instrumentos de justicia y de caridad para con los más necesitados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autores: Juan Francisco Cervantes y Sandra Pinedo, de la Sociedad de San Vicente de Paúl
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