“Ha echado todo lo que tenía para vivir”
1 Re 17, 10-16; Sal 145; Heb 9, 24-28; Mc 12, 38-44.
Casos concretos nos presentan la primera lectura y el Evangelio de hoy donde se pone de manifiesto la fidelidad del Señor expresada en el salmo 145: “El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos y liberta a los cautivos”.
Se nos presenta la historia de la viuda de Sarepta, que fue capaz de entregar al profeta Elías el único pan que tenía para que alargaran un poco su vida ella y su hijo; y la viuda pobre, que era observada por Jesús frente al tesoro del templo, que echó solo dos monedillas también, lo único que tenía para vivir. Las dos mujeres nos dan una lección de vida, confían plenamente en que la fidelidad de Dios y su providencia estará pendiente de ellas por esa capacidad de ofrendar para Dios lo único que poseen y que además necesitan.
Pero la confianza en la fidelidad de Dios tiene también su contraparte y es advertida por Jesús: las actitudes de los escribas, que dan limosna no confiados en la fidelidad de Dios sino como expresión externa por la que buscan reverencias y los primeros lugares, cuando, por otro lado, devoran los bienes de las viudas.
¿Tú cuál actitud tienes?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autores: Juan Francisco Cervantes y Sandra Pinedo, de la Sociedad de San Vicente de Paúl
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