“Hablaba del templo de su cuerpo”
Ez 47, 1-2. 8-9. 12; Sal 45; Jn 2, 13-22.
Hoy celebramos la dedicación de la Basílica de Letrán, la Catedral del Papa. Esta celebración tiene como simbolismo la unidad de todos los creyentes y la comunión con el Obispo de Roma.
El libro del profeta Ezequiel y el Salmo nos describen el templo del Señor. Lo hacen con hermosos simbolismos que nos ayudan a comprender que el lugar en que el Señor habita no es sólo un espacio físico frío e inaccesible, sino que está lleno de vida pues de él mana agua hacia todas direcciones para dar vida al mundo.
Con el paso de los años, los judíos perdieron el sentido del Templo, por eso, Jesús reaccionó echando a todos los vendedores y a los cambistas con un azote de cordeles.
Cuando Jesús le contestó a los que pedían signos para obrar de esa manera les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo levantaré”. Él hablaba del templo de su cuerpo y fue precisamente la santidad de Jesús lo que santificó también los templos de hoy para que retomen el verdadero significado: Lugares santos donde todos podemos encontrar la vida en Dios como en un rio y la comunión de vida con los hermanos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autores: Juan Francisco Cervantes y Sandra Pinedo, de la Sociedad de San Vicente de Paúl
0 comentarios