“Los hijos de este mundo son más astutos”
Flp 3, 17-4, 1; Sal 121; Lc 16, 1-8.
El evangelio de hoy nos presenta la historia de un administrador acusado de malbaratar los bienes de un hombre rico y que, viéndose en peligro de ser destituido, renegoció con los deudores para tener amigos que lo ayudaran una vez que lo despidieran.
La acción de este administrador no fue la correcta, incluso volvió a cometer la misma actitud por la que iba a ser despedido, sin embargo, el centro de la Palabra de Dios no está en el hecho de la pérdida o la ganancia de las cosas materiales, sino en la astucia de comprender que las cosas materiales no son un fin sino un medio para obtener algo. Es este caso las cosas materiales fueron el medio para conseguir amistades que le ofrecieran un lugar en sus casas después de su despido; el rico mismo alaba esa astucia. Jesús no la alaba, pero concluirá e invitará a que con el dinero “lleno de injusticias” nos hagamos amigos que nos reciban en las moradas eternas.
Te invito hermano a comprender que una forma de cumplir la propuesta de Jesús es la práctica de la caridad para con los más pobres y necesitados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autores: Juan Francisco Cervantes y Sandra Pinedo, de la Sociedad de San Vicente de Paúl
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