“El que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor“
Is 53, 10-11; Sal 32; Heb 4, 14-16; Mc 10, 35-45.
La vocación de servicio que nos presenta el evangelio de hoy, no es tarea sólo de los obispos y sacerdotes, sino de toda la comunidad cristiana, todos estamos al servicio de la misión de Jesús, que es servicio al reino de Dios.
Todo ministerio auténtico en la Iglesia tiene como finalidad el servicio a los hermanos. La vida cristiana no conoce otro camino que el servicio a las demás personas. Es el camino, que recorrió Jesús en su paso por nuestra tierra. Es el camino que nos dejó para llegar un día al Reino de los cielos.
Las mismas palabras de la Consagración Eucarística, recalcan la idea de que Él se entregó en favor de los demás. Cristo es el que vive totalmente entregado a los hombres. La Eucaristía nos hace vivir bajo ese signo del “en favor de” todos aquellos que necesitan nuestra ayuda para alcanzar plena libertad. Por eso el sacerdote ese momento repetirá aquello que dijo Jesús en ña última cena: “Hagan esto en conmemoración mía”.
Señor Jesús, danos la gracia de seguir tus huellas para como Tú y contigo dar la vida por los demás.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jaime Reyes Mendoza C.M.
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