“¡Ay de ustedes doctores de la ley, que se han apoderado de la llave del conocimiento!”
Ef 1, 1-10; Sal 97; Lc 11, 47-54.
El evangelio de hoy es una continuación del que hemos leído ayer, en la discusión con los fariseos, Jesús agrega que ellos mantienen la misma actitud de quienes desoyeron o mataron a los profetas.
Una frase de Jesús de especial relevancia es ésta: ¡Ay de ustedes doctores de la ley, que se han apoderado de la llave del conocimiento…! El templo es la “casa del conocimiento”, donde se aprende la Palabra. Los rabinos fariseos y los doctores tienen la llave, pero se quedan fuera y defraudan al pueblo sencillo que busca también el conocimiento de las cosas de Dios.
Ellos determinan lo que hay que enseñar y lo que no, lo que el pueblo debe saber y lo que no.
El fariseísmo no es cosa del pasado, se nos mete bajo la apariencia de bien. El mal puede venir de transgredir la ley, sin duda; pero también, y más sutilmente, puede venir disfrazado con la máscara de la observancia legal. Entonces es difícil reconocerlo.
Señor Dios, aleja de nosotros toda clase de hipocresía y vanagloria. Convierte nuestros corazones para que seamos humildes y sencillos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jaime Reyes Mendoza C.M.
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