“Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”
Gal 3 21-29; Sal 104; Lc 10, 27-28.
Tenemos aquí una nueva bienaventuranza de Jesús que tiene como destinatarios a todos los hombres de buena voluntad. Sin embargo, estas palabras podemos atribuirlas también a María, pues ella fue la primera que escuchó y aceptó la Palabra de Dios en el momento de la Anunciación, cuando ella responde: “Hágase en mí según tu voluntad”.
Esta bienaventuranza de la palabra nos recuerda otro pasaje en el que Jesús declara familiar suyo a todo aquel que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica. «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».
Todos los que nos llamamos cristianos, lejos de serlo por tradición, por costumbre o por un título o un sobrenombre, es una oportunidad de formar parte de la familia de Cristo, de asumir, con acciones de amor y misericordia, la “Buena Noticia” en mi vida.
Que María, la primera discípula de Cristo, sea para todos, modelo de escucha y de cumplimiento de la voluntad de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jaime Reyes Mendoza C.M.
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