“Pidan y se les dará…”
Gal, 3, 1-5; Sal 1; Lc 11, 5-13.
El Evangelio de hoy nos dice que seamos persistentes en la oración. «Pide y recibirás; busca y encontrarás; llama y se te abrirá la puerta…”. Dios es un amigo que escucha desde adentro al importuno de afuera. Podemos confiar en que Él nos escuchará, más que por nuestra constancia, porque Él es bueno con nosotros sus hijos.
¡Cuánta fe y confianza necesitamos cuando oramos! ¡Qué fácil es desanimarse al principio! Pero es la constancia y la perseverancia lo que nos va haciendo conscientes de la necesidad de Dios.
Dios quiere darnos, quiere que encontremos, quiere abrirnos… pero ha querido necesitar de nosotros y respetar nuestra libertad. Pidamos, busquemos, llamemos todo lo que podamos y si lo hacemos con fe y confianza no seremos desilusionados. Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros.
Que descubramos continuamente el valor y la necesidad de la oración cristiana para nuestra vida de fe… que sigamos cultivando nuestro diálogo con Dios, siguiendo el ejemplo de Cristo.
Que nuestra súplica a Jesús sea aquella de los discípulos: ¡Señor, enséñanos a orar! ¿Cómo es tu oración? ¿Cómo oras? ¿Cuándo oras?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jaime Reyes Mendoza C.M.
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