“Iban los doce y algunas mujeres”
1Cor 15, 12-20; Sal 16, 1bcd.6-7-8b.15; Lc 8, 1-3.
Además de los doce que acompañaban a Jesús durante sus viajes de predicación, había también algunas mujeres. En el evangelio de ayer se nos hablaba de una mujer anónima con fama de pecadora que obtuvo el perdón y dio muestras de gratitud y amor hacia Jesús. Hoy se añade un detalle que a nosotros nos puede parecer normal, pero no lo era en su tiempo. Un rabino nunca admitía a mujeres en el grupo de sus discípulos. Jesús, sí. Eran mujeres a las que había curado de alguna enfermedad y que le ayudaban con sus bienes.
¡Cuántas veces aparecen mujeres en el evangelio con una actitud positiva y admirable! Basta recordar las que estuvieron cerca de Él en el momento de la crucifixión y que luego fueron las primeras que tuvieron la alegría de verlo Resucitado y anunciarlo.
Las mujeres que aparecen en el evangelio de hoy son un símbolo de las incontables mujeres que, a lo largo de los siglos, han dado en la Iglesia testimonio de una fe recia y generosa. Ellas entregan su tiempo, su trabajo y también su ayuda económica. Son madres de familia, enfermeras, maestras, catequistas, misioneras, religiosas.
Que el Señor siempre les guíe para que sigan enriqueciendo a nuestra Iglesia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Antonio G. Escobedo C.M.
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