“ Conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren”
Ez 36, 23-28; Sal 50, 12-13.14-15.18-19; Mt 22, 1-14.
Me gustaría iniciar la reflexión del día con unas pequeñas palabras que nos compartía SS. Francisco en alguna homilía y que dicen así: «El cristiano es aquel que está invitado a una fiesta, a la alegría, a la alegría de ser salvado, a la alegría de ser redimido, a la alegría de participar de la vida con Jesús. ¡Tú estás invitado a la fiesta!». La invitación que nos hace la Palabra de Dios en este día es esta: «no endurezcan su corazón, escuchen la voz del Señor».
El ser humano, haciendo uso de su libertad, puede aceptar la invitación o puede rechazarla. Aquellos primeros convidados rechazaron la invitación, pese al rechazo la fiesta se llevará acabo. «…conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren» son los pobres y pequeños los llamados a llenar la sala, a celebrar aquel grandioso banquete.
La invitación es gratuita. Dios no nos llama por nuestras cualidades, pero, es preciso tener el vestido de boda. Acudir al banquete nos exige tener una actitud y una respuesta comprometidas.
Es necesario aceptar con alegría la salvación que de manera gratuita Dios nos ofrece. ¿De qué le quieres dar gracias a Dios hoy?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Osvaldo Triana C.M.
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