“Lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar”
Ez 1, 2-5.24-28; Sal 148, 1-2.11-12.13.14; Mt 17, 22-27.
Dos actitudes importantes se nos presenta en el Evangelio de hoy : la de Jesús que busca aclarar a sus discípulos lo que tenía que acontecer, y el significado de su muerte y Resurrección. Pues bien, a esta actitud respondieron los discípulos con otra actitud: no lo entendían ni se atrevían a preguntar.
Esto sucede cuando Jesús va con sus discípulos por los caminos de Galilea, haciendo de subida una entrega total a los demás que tendrá su fin en la cruz pero que tendrá su culmen en el momento de la Resurrección.
Cuántas veces nos sucede como a los discípulos. Jesús va hablando de aquello que es importante, y nos mostramos incapaces de comprender lo que Él nos quiere trasmitirnos. ¿No será que nos hace falta tener la luz del Espíritu Santo? Y terminamos también entristecidos profundamente por nuestra falta de fe y de comprensión; y sobre todo por nuestra falta de aceptación de aquellos planes divinos que no logramos aceptar por ser incomprensibles a la razón humana.
Bien lo dijo Isaías: «Mis planes no son sus planes, ni sus caminos son mis caminos» (Is 55, 8).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Osvaldo Triana C.M.
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