“Mujer. ¡Qué grande es tu fe!”
Jer 31, 1-7; Interlec.: Jr 31, 10.11-12ab.13; Mt 15, 21-28.
Podemos preguntarnos el porqué de la actitud de Jesús ante esta mujer. Y es que, hace un par de días hablábamos de un Jesús que se compadece de la multitud, en cambio, hoy nos encontramos con esta reacción, pareciera que llena de frialdad, indiferencia y dureza. No es el estilo de Jesús, pero sí refleja las pruebas de fe que la vida presenta.
Si Jesús prueba con tal dureza a esta mujer y, aparentemente la rechaza, es para, al final, dejar en claro el mensaje que viene detrás de esta reacción, abriendo sus brazos y atendiendo a su petición con ese amor que sólo Él sabe dar. Este sí es el Jesús que conocemos y al que estamos acostumbrados a escuchar. Deja en claro que el Reino de Dios pertenece a aquellos que buscan adherirse a su proyecto y que todos podemos acceder a sus gracias, siempre y cuando tomemos la iniciativa de encaminarnos a Él con la disponibilidad, aceptando pruebas, pero con fe.
La Cananea era madre, padeciendo el dolor y sufrimiento por su hija enferma, pero el amor, la hizo capaz de todo. Y Jesús como siempre, en su misericordia y amor infinito, apostó por ella y por su fe que le mereció ese elogio: ¡mujer, ¡qué grande es tu fe!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Osvaldo Triana C.M.
0 comentarios