“Este es mi Hijo amado”
Dan 7, 9-10.13-14 ó 2Pe 1, 16-19; Sal 96, 1-2.5-6.9; Mc 9, 2-10.
El 3 de abril de 1968, Martin Luther King pronunció el que fue su último discurso, antes de morir, titulado «I’ve been to the Mountaintop» (He estado en la cima de la montaña). En el cual pronunciaba las siguientes palabras: “Yo he estado en la cima de la montaña. Y ya no me importa morir, aunque, como a cualquiera, me gustaría vivir una vida larga. Pero lo único que me preocupa ahora es realizar la voluntad de Dios, porque Él me ha permitido ascender a la montaña. Y, desde allí, he visto la tierra prometida”.
Los discípulos predilectos tuvieron la experiencia maravillosa de presenciar la transfiguración de Jesús porque, atendiendo a la invitación del Señor, subieron al monte. Aquella fue la transfiguración de Jesús, no sé cómo será la nuestra, pero lo cierto es que, si subimos a la montaña, también oiremos la voz del Padre pidiéndonos que le escuchemos y seamos fieles a lo que Él nos diga.
Subamos a la montaña del silencio para escuchar la voz de Dios, y así, dejarle transfigurar nuestra vida con la de Jesús. ¡Ah, pero luego! descendamos a la realidad para compartir con los demás la experiencia de nuestro encuentro.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Osvaldo Triana C.M.
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