“Déjenlos crecer juntos hasta la siega”
Jer 7, 1-11; Sal 83; Mt 13, 24-30.
En la parábola de hoy todo parece normal, los trabajadores preocupados por la cosecha desean arrancar la cizaña; lo extraordinario es la reacción del dueño: “No, dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha”. Nuestra manera de pensar puede estar muy lejos de la manera de pensar de Dios. “Mis pensamientos no son sus pensamientos” (Is 5, 8). ¡A veces podemos ser desesperados y violentos, queremos resolver las cosas “ya!”, también deseamos que Dios haga lo mismo, que acabe con los malos y deje sobrevivir a los buenos, donde, desde luego, estaríamos nosotros.
Dios tiene su plan de salvación y Él es paciente y rico en misericordia, tolerante hasta el extremo con todos. En cambio nosotros… no, aunque repetimos que somos imagen de Dios. ¿De cuál dios? Trabajadores celosos, rígidos, intolerantes, con dificultad para mirar al mundo como lo mira Dios. Esta paciencia de Dios es la oportunidad de nuestra salvación.
Señor, que aprenda a ser paciente, manso y humilde. Que aprenda a respetar a todos como Tú lo haces con todas tus criaturas. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Rosendo Martínez Flores C.M.
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