Imágenes de Dios: metáforas y representaciones visuales que captan algo más fundamental y arraigado que las ideas de Dios. Una imagen pertinente es la del Libro de los Reyes, donde la divinidad se representa como fuego. Yahvé consume las piedras, sorbe el agua y rescata a los israelitas.

Esto me sugirió un maravilloso escrito en un reciente libro sobre la Creación de sor Elizabeth Johnson, Come Have Breakfast, Meditations On God and The Earth [Ven a desayunar, meditaciones sobre Dios y la Tierra] (Orbis Books, 2024). En él habla de cómo se ha utilizado el fuego para simbolizar al Dios vivo.

Comienza con una cita de Hildegarda de Bingen:

«Yo, el más alto y ardiente poder, he encendido toda chispa viviente. Flameo sobre la belleza de los campos; resplandezco en las aguas. Ardo en el sol, la luna y las estrellas… Yo, el poder ardiente, yazgo oculto en estas cosas y ellas arden desde mí».

Siguiendo con esto, Johnson visualiza al Creador como «el creador morando dentro del mundo como un buen y cálido fuego». Y aún más gráfico: «Del mismo modo que una llama prende fuego a otras cosas, la Fuente Divina enciende continuamente la chispa que da origen a todas las cosas».

Esa es la imagen que se me queda grabada: una chispa que enciende continuamente, no sólo a nosotros los humanos, sino a toda la creación.

Es especialmente apropiado para esta época estival, en la que muchos visitan el océano y se bañan en sus aguas. Paseando por su orilla, la belleza del entorno puede parecer un brote más de esa chispa divina. Todavía hoy, en la playa, puedo captar algo de ese destello divino que brilla a través de las olas en un día soleado; más concretamente, en ese momento justo antes de que rompan y se vuelvan transparentes al sol que las atraviesa; más aún, observando ese resplandor translúcido mientras ruedan por la arena.

Imágenes más que ideas, representaciones visuales más que conceptos: captar un pequeño destello de esa chispa y ese fuego divinos que encienden el mundo.

La sensibilidad de Vicente de Paúl ante la pobreza de su época se trasladaría probablemente a la preocupación actual por las amenazas que se ciernen sobre una creación asediada, especialmente por el modo en que afectan a los pobres de todo el mundo.