“Beberán de mi cáliz”
Jer 2, 1-3.7-8. 12-13; Sal 35; Mt 20, 20-28.
El Apóstol Santiago era hermano del Apóstol y evangelista san Juan, ellos eran hijos de Zebedeo. Fue de los primeros discípulos que Jesús llamó y que, “dejando las redes y a su padre, lo siguieron” (Mt 10, 22).
Jesús enseñó a los que llamaba al discipulado para que aprendieran de él: “Los llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que recibí de mi Padre” (Jn 15, 15); vivían en comunidad, así aprendían todas las formas de vida, gestos y maneras de relacionarse con las personas y con Dios. Toda la enseñanza y el ejemplo de Jesús se resume en la entrega de la vida.
Sólo que el principiante en el discipulado siempre va con otras expectativas, como “sentarse a la derecha y a la izquierda en su reino”. En el camino del seguimiento y discipulado, es donde aprenderán a renunciar a sí mismos, a entregar la vida a ejemplo del Maestro y a beber del mismo cáliz, el martirio.
Señor Jesús, que vives una total sumisión a la voluntad del Padre, enséñame a discernir tu voluntad. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Rosendo Martínez Flores C.M.
0 comentarios