“No temas, basta que tengas fe”
Sab 1,13-15. 2,23-24; Sal 29; 2 Cor 8, 7. 13-15; Mc 5, 21-43.
Hoy leemos en el Evangelio la sanación de dos mujeres: Una niña, hija de Jairo, y una mujer con flujo de sangre. Existe diferencia de edades y cada una padece una enfermedad distinta.
Es interesante notar que tanto Jairo, como la mujer hemorroisa han recurrido a otros médicos y ahora ponen su fe en Jesús. La salud es indispensable para el ser humano y su participación a la vida social. Si bien Jesús nos trae la salvación, es un camino que significará salud; necesitamos reinterpretar la salvación a la luz de la salud.
A todos aquellos en búsqueda de sanación, los invito a tener claro estos sinónimos: “Quedar curado” y “sentirse salvado”. Jesús nos salva y nos sana de nuestras enfermedades. Actualmente, sabemos que algunas enfermedades físicas se relacionan con las emociones; las personas con depresión, tristeza o vacío asisten a lugares donde puedan sentirse . Los afectos y las afectaciones surgen desde el impacto que se tiene con el otro.
Podemos ir a un hospital y sentirnos enfermos o quizás, nos sintamos movidos a dar palabras de motivación. El encuentro con Jesús afectó de manera positiva a las mujeres del Evangelio. ¿De qué manera afecta tu encuentro con los demás?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: José Alfredo Delgadillo Padilla C.M.
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