“Señor, si tú quieres…”
2 Re 25, 1-12; Sal 136; Mt 8, 1-4.
Con frecuencia se utiliza la expresión: “Que sea lo que Dios quiera”. Recuerdo estas palabras que decían las personas adultas incluso, hasta para evitar hacer planes: “Si Dios quiere”. Me parece un abandono en lo que Dios decida, pero con el tiempo me he dado cuenta que la decisión es personal. ¿Dios espera algo de nosotros? ¿Cuál es el querer de Dios? Quienes esperamos de Dios, somos nosotros.
Pensemos: Lo más probable es que seamos felices al cumplir la voluntad de Dios. Cuando pedimos por nuestra salud o por otras necesidades debemos respondernos a esta pregunta: ¿Para qué quiero todo eso?
Los invito a pensar en nuestro propio caminar. Si bien, en el Evangelio de hoy hay una sanación y una misión concreta. Dios quiere nuestra salud integral, una persona sana es capaz de caminar, de promover e incidir en la sociedad.
Una vez que nos vemos sanos ¿a dónde iremos? ¿A qué te sientes llamado? ¿O sólo pides la salud para evitar el dolor y no comprometerte a servir? Pidamos a Dios por nuestra salud integral para configurar nuestra vida con Él y sentirnos llamados a dar testimonio de la nueva vida.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: José Alfredo Delgadillo Padilla C.M.
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