Sabemos que el martirio está estrechamente relacionado con la historia de la Iglesia. Los apóstoles y sus sucesores fueron los primeros mártires, los primeros “testigos”. Sin embargo, es importante reafirmar el significado del martirio cristiano en el mundo de hoy: el discípulo nunca busca la persecución o la muerte para sí mismo o por sí mismo, el discípulo simplemente quiere amar a Cristo y unirse a Él. El martirio cristiano, en el que uno se niega a renunciar a Cristo antes que a los demás, es siempre una expresión de fe y un testimonio del amor de Dios, que puede conducir a la muerte, pero nunca porque se buscara.
En nuestro siglo XXI rendimos homenaje al coraje y la perseverancia de todos nuestros hermanos sacerdotes, y laicos y religiosos que incluso hoy, ante la adversidad, da testimonio de una fe firme e inquebrantable en Cristo. ¡Que su intercesión nos anime a seguir el Evangelio!
Autora: Anne Prevost.
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