“Dichosos los pobres de espíritu”
1Re 17, 1-6; Sal 120; Mt 5, 1-12.
¿Qué puede causar mucha alegría? Es una pregunta paradigmática. La alegría no significa reír mucho, contar chistes… Lo paradigmático del asunto son aquellos valores que nos llevan a disfrutar de todo. Aún recuerdo, con mucha nostalgia, cuando en casa no se tenían muchas cosas. La comida no faltaba, pero no era abundante. La pobreza que se tenía, me llevaba a pensar que algún día sería distinto. Ahora recuerdo lo feliz que era, sin tener tantas cosas. Probablemente muchas personas quieran cambiar su realidad por todo aquello que sufren, por aquello que lloran, por tantas situaciones de injusticia. Las Bienaventuranzas nos indican el espíritu que ha de inspirar la actuación de cada creyente mientras peregrina hacia el Padre.
Hoy en día hay muchas instituciones fundadas por personas que vivieron un episodio de dolor y sufrimiento y que ahora intentan responder a sus penas, ofreciendo una oportunidad a quienes sufren, encarnando el mensaje del Señor.
Dichosos aquellos que, con espíritu empobrecido, nos enriquecen en testimonio, en actitud de conversión personal y comunitaria.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: José Alfredo Delgadillo Padilla C.M.
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