“Inmaculado Corazón de María”
2 Tim 4, 1- 8; Sal 70; Lc 2, 41-52.
Comparto un recuerdo. A la edad de 5 años tuve la experiencia de haberme perdido. En el kínder nos llevaron por las calles de mi pueblo, a esa edad no las conocía bien, por mis distracciones me quedé apartado del grupo. En esos momentos no sabía qué hacer. De pronto un joven trató de auxiliarme y estuvimos en la puerta de un local esperando que alguien viniera por mí. Sin éxito en la búsqueda, aquel muchacho me llevó por las calles esperando encontrar mi casa. Al ir caminando, empecé a reconocer lugares cercanos a mi casa hasta llegar a unas cuadras de ella y por fin estar con mi familia.
Este suceso quedó muy marcado, porque tengo muy presente lo que viví. Pero la experiencia de mi familia la desconozco. Esos momentos de ausencia, ¿Cómo los vivió mi madre? ¿Cuáles serían las palabras de mi padre para mantener la calma? Hasta la fecha, desconozco las respuestas, sólo puedo comprender que la separación de un hijo y de su madre son momentos de mucha angustia. La Virgen María sufrió en el corazón al creer perdido a su hijo, buscarlo con José; es la clara muestra de la preocupación y ocupación de tantos padres de familia que siguen buscando a sus hijos desaparecidos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: José Alfredo Delgadillo Padilla C.M.
0 comentarios