“¿Qué está permitido hacer?”
Deut 5, 12-15; Sal 80; 2 Cor 4, 6-11; Mc 2, 23-3, 6.
Una de las frases que me gustan de San Vicente es “dejar a Dios por Dios”. El evangelio de hoy nos sitúa en la sinagoga. ¿Qué se hace en el templo? Orar, celebrar misa, pedir a Dios que nos asista en nuestras labores, pero en pocos he notado el impulso del Espíritu Santo para ir hacia los hermanos más necesitados.
Las lecturas de este domingo nos llevan a descubrir hacia dónde queremos avanzar como Iglesia. Entre los católicos tenemos una idea muy pobre al respecto. Nos limitamos a ir a la Iglesia por el mero cumplimiento, por devoción o simplemente por tradición y rutina.
La llamada que Jesús nos hace es ir más allá de la ley y las normas. Hoy lo encontramos curando en sábado, día prohibido para hacerlo; sin embargo, para él y para quien quiera seguir sus huellas y su ejemplo, el amor a las personas y la acción de curar, perdonar y sanar, es más importante que la ley. Más allá de aplicar una ley para oprimir, el criterio a seguir deberá ser la integridad de la persona, la atención de sus necesidades básicas, su liberación. Es el amor que se hace creativo e inventivo y que busca salvar a la persona en todas sus dimensiones.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: José Alfredo Delgadillo Padilla C.M.
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