“Dejen que se acerquen a mí”
Sant 5, 13-20; Sal 140; Mc 10, 13-16.
En este pasaje vemos que la gente trata de acercar los niños a Jesús; sin embargo, los discípulos tratan de impedirlo. Viendo esta actitud Jesús les reclama y nos enseña la importancia de ser como niños, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos: Auténticos, sinceros, transparentes alegres…
Un niño se abandona en las manos de sus padres, confía en ellos; sabiéndose necesitado se deja acoger, se sabe perdonado cuando comete algún error, confía en que le seguirán amando y acompañando en su caminar. No obstante, en las circunstancias actuales, no todos los niños reciben este trato por parte de los padres.
A nosotros, como adultos, se nos invita a recocernos y sabernos hijos amados del Padre, y con ese mismo amor, compartirnos con todos nuestros hermanos, especialmente con quienes han sido excluidos por la sociedad, para así hacer vida el Reino de Dios.
Estamos llamados a acercarnos a Jesús y al Padre con las actitudes de un niño, dejándonos acariciar y bendecir con y en su amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Carlos Reyes Mendoza C.M.
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