“Han sacado la mejor versión de mí”. Son las palabras con las que Esperanza describe su vida después de un año viviendo con las Hijas de la Caridad, en uno de los pisos del Centro Rosalía Rendu de Salamanca (España). Junto a ella, una de las Hermanas del centro, Sor Sonia Godinho, y Dilsia, madre de dos niños que ha pasado por varios de nuestros recursos, daban testimonio del acompañamiento y trabajo realizados ante los micrófonos de ‘Ecclesia’ de TRECE, con Álvaro de Juana. Una entrevista con motivo del Día de la Mujer, que ponía voz y rostro a las historias de tantas mujeres que encuentran apoyo y ayuda en la Iglesia, concretamente, en nuestras Obras Sociales.
Sor Sonia hablaba de sus 32 años de vocación dedicados a menores, personas con discapacidad, mujeres… “¿Mi vocación? Comenzó en la parroquia, en un campo de trabajo. Sentí la presencia del Señor a través de la ayuda en una recogida de ropa y alimentos para personas de la zona. Aquello motivó mi felicidad y mi encuentro con Dios, y me decidí.” El proyecto en el que trabaja actualmente en Salamanca está dedicado a mujeres jóvenes de entre 18 y 25 años que no tienen hogar, a quienes ofrecen itinerarios y herramientas para conseguir empleos dignos y todo el apoyo necesario para sobreponerse a su situación.
Una de las beneficiarias es Esperanza, que afirma que desde que vive con las Hermanas “no hay quien le reconozca”. Natural del País Vasco, en Salamanca se encontraba sin hogar, inmersa en el mundo del consumo y de las adicciones… “La calle es un peligro para todas las personas, pero para las mujeres es mayor”, explica. Ella se encontraba sin familia, sin amigos y, definitivamente, sola. “He salido del pozo, me he incorporado al mundo laboral, me he sentido apoyada, y he podido reconciliarme con mi familia. Ellas me han devuelto la felicidad”.
El acompañamiento a las madres de niños menores de tres años también tuvo su altavoz con el testimonio de Dilsia. Madre de dos hijos y natural de Honduras, lleva siete años en España: “Cuando llegué aquí me encontraba sola, desprotegida… Encontré refugio y desde ahí he podido avanzar hacia un futuro mejor”. Dilsia ha pasado por los recursos del Centro Marillac y Villa Paz, Pozuelo de Alarcón, que le facilitaron una acogida y adaptación, la búsqueda de un empleo y, ahora, su plena autonomía. “Ellas me dieron la oportunidad de trabajar, vivir y ahorrar para poder independizarme”.
Tanto Esperanza como Dilsia acompañan a otras personas que han atravesado una situación similar a la suya, creando redes de apoyo. “Siempre que tengas una mínima fe y esperanza de la que tirar, hay que aprovechar esa oportunidad, porque hay personas que te quieren ayudar y lo hacen”, explica Esperanza. “Buscan un lugar seguro, nosotras favorecemos la transparencia, la confianza…”, resume Sor Sonia. “También las ayudamos a valorarse, porque hay mujeres que no han tenido capacidad o no las han dejado elegir”.
Álvaro González,
equipo de comunicación,
Hijas de la Caridad, España Centro.
Fuente: hijasdelacaridadec.org
Vea la entrevista en el siguiente video:
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