Anunciemos el Evangelio con nuestra vida
1 Pe 5, 5-14; Sal 88; Mc 16, 15-20.
La parte final del capítulo 16 de san Marcos podemos describirla como la despedida de Jesús, que al subir al cielo deja una gran tarea a sus seguidores, les dice que vayan por todo el mundo a anunciar su palabra. Hoy más que nunca esa es una urgencia: el anuncio profético del evangelio, y todos los bautizados tenemos esa gran tarea.
Todo bautizado ha recibido la tarea de ser anunciador de la Buena Nueva, pero hoy son pocos los que se comprometen a vivir este llamado; el evangelio debe ser anunciado, pero ya no hay quien lo anuncie. Hermanos, comprometámonos a anunciar la buena nueva de Jesús en nuestro hogar, trabajo, familia y amigos.
Marcos, el evangelista al cual celebramos hoy, se identifica con este llamado; él fue un discípulo, no fue del grupo de los Apóstoles, pero su cercanía con ellos le permitió escribir el evangelio que lleva su nombre. Marcos nos retrata a un Jesús que, al asumir nuestra naturaleza, eleva nuestra dignidad humana que muchas veces hemos perdido. Este es la misión: Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena noticia a toda la humanidad (Mc 16, 15).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Iván Pech May C.M.
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