“Era tal el gozo y la alegría que no acababan de creer“
Hech 3, 13-15. 17-19; Sal 4; 1 Jn 2, 1-5; Lc 24, 35-48.
El evangelio de este domingo nos narra el gozo y la alegría que vivían los discípulos al encontrarse con Jesús. Podemos comparar este momento con el momento del dolor del viernes santo: Los discípulos han pasado por una inmensa tristeza y dolor, tanto, que algunos como los de Emaús iban con el rostro triste y la cabeza baja. Con la aparición de Jesús la resurrección despeja el dolor y la tristeza, ahora los discípulos están llenos de alegría y gozo que, dice el evangelista, no acababan de creer.
Hay dos experiencias claves que los llevan a volverse testigos del resucitado: El encuentro con Jesús Palabra a lo largo del camino, y el momento de la Eucaristía, cuando Jesús en ese atardecer se sienta con ellos a compartir el pan. El encuentro con Jesús resucitado los vuelve misioneros y testigos.
Hermanos, en este mundo imperfecto hay dolor y tristeza, hay enfermedad y problemas, la resurrección de Jesús representa la firme esperanza de un mundo mejor, de un mundo donde no hay lugar para la tristeza y la desesperanza.
¿Qué significa para ti que Jesús haya resucitado?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Iván Pech May C.M.
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