“El amor de Dios no tiene límites”
Hech 5, 17-26; Sal 33; Jn 3, 16-21.
El evangelista san Juan nos presenta en este evangelio cuál es el límite del amor de Dios: Tanto amó Dios al mundo… Dios es amor, dirá también san Juan en su Primera Carta, pero no cualquier amor, un amor sin medida que da todo por quienes ama, es decir, da todo por sus hijos, que somos nosotros. Nos entrega a su propio Hijo, que vino a este mundo para salvarnos no para condenarnos. ¡Y Jesús dio su vida por nosotros!
¿Cómo respondemos nosotros a ese amor que no tiene límites? Podemos decir: “Dios me ama y yo deseo amarle con todas mis fuerzas”. También podemos proponernos: “Haré todo lo que esté en mis manos para amar a Dios y a mi prójimo, y lo haré con obras concretas que den testimonio de mi amor a Dios. Obras concretas como lo son dedicar tiempo a mi comunidad, ayudar a los que necesiten de mí, dedicar tiempo para estar con la familia, perdonar a quien me haya ofendido y pedir perdón a quien le he fallado”.
Que nuestras obras demuestren nuestro amor a Dios. Y cuanto más humildes seamos, más caritativos seremos para con los demás.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Iván Pech May C.M.
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