“Alégrate llena de Gracia”
Apoc 12, 7-12: Sal 137; Heb 10, 4-10; Lc 1, 26-38.
La solemnidad de la Anunciación nos recuerda que en el tiempo en que Dios irrumpe en la historia del Pueblo israelita, se vivía un tiempo de oscuridad y silencio, es decir, mientras que la sociedad se sumergía en la maldad parecía que Dios guardaba silencio.
El anuncio del Ángel Gabriel es un estallido de alegría y luz, Dios no ha olvidado a sus hijos, es por ello que decide entrar a formar parte de nuestra historia haciéndose semejante a nosotros. El mundo que estaba en la oscuridad recibiría la luz que viene de lo alto, la tristeza del pecado daría paso a la alegría, a Jesús Camino, Verdad y Vida.
¿Cuántas veces hemos sentido que todo está mal y que incluso Dios guarda silencio? Seguramente habrán sido muchas, pero Dios ha entrado a formar parte de la historia personal de cada uno; sin embargo, al igual que en los tiempos de Jesús no todos lo recibimos, algunos incluso lo ignoramos y nos mostramos desinteresados. Con el “fíat” (hágase) de María todos deberíamos dejar entrar a Dios a nuestra historia personal, para vivir disponibles a la voluntad de Dios, como ella.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Iván Pech May C.M.
0 comentarios