“Abraham se regocijaba con el pensamiento de verme”
Gen 17, 3-9; Sal 104; Jn 8, 51-59.
Quienes están discutiendo con Jesús en el evangelio de hoy representan el drama del corazón cerrado y de la mente cerrada; cuando el corazón está cerrado, este corazón cierra la mente, y cuando corazón y mente están cerrados, no hay sitio para Dios. Los que tienen corazón y mente cerrados no consiguen acoger el mensaje de novedad llevado por Jesús, que es el que había sido prometido por la fidelidad de Dios. Pero ellos no entienden.
Un pensamiento cerrado es algo más que una simple terquedad, es la idolatría: ‘Yo pienso así, esto debe ser así y nada más’. ¡Qué triste y qué impotencia cuando en la vida vamos encontrando personas así!
Dijo Jesús: “Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás”. San Vicente de Paúl, uno de los grandes santos de la historia, fundador de las Cofradías de la Caridad (hoy Voluntarias Vicentinas), de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, se mantuvo fiel a la enseñanza de Jesucristo, llegando, desde la fe, a descubrirlo, verlo presente y servirlo en la persona de los pobres. Fue la suya una vida en fidelidad a Dios y a los pobres, a quienes llamaba “amos y señores”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús de Luna C.M.
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