Una sorpresa transformadora: el encuentro con Jesús

por | Mar 3, 2024 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

Los discípulos de Jesús experimentaron una sorpresa transformadora. Tomaron conciencia de ser amados. Aquel encuentro les abrió los ojos… ¡y corrieron a contárselo a los demás!

Esta conciencia se desencadenó de diversas maneras. Puede que fuera lo que les dijo. O lo que hizo por ellos. No importa cómo lo experimentaran los discípulos, su encuentro con Jesús los transformó.

No reconocer nuestros encuentros

Sospecho que la mayoría de nosotros ha deseado alguna vez tener ese tipo de encuentro con Jesús. Sin embargo, a veces nos engañamos a nosotros mismos. Pensamos que le habríamos reconocido inmediatamente o que nos habrían conmovido sus palabras.

No nos damos cuenta de que a menudo somos como el posadero de Belén, como los vecinos de Jesús cuando crecía, o como la gente piadosa que no podía imaginar nada bueno que saliera de Belén.

¿Cuántas personas no le reconocieron y, por tanto, no se transformaron al conocerle? Si me pongo en su lugar debo preguntarme si yo habría reaccionado de otra manera.

El Jesús que encontraron no era el Jesús que esperaban. Por eso, viendo, no vieron, y oyendo, no oyeron. Sus expectativas los dejaron sordos y ciegos. Así que me pregunto… ¿acaso mis expectativas sobre cómo puedo encontrarme con Jesús me impiden reconocerlo hoy?

Dios tiene una larga historia sorprendiendo a las personas

Sin embargo, desde el principio de las Escrituras, vemos a Dios sorprendiendo a las personas. Piensa en la variedad de situaciones en las que la gente se encontró con Dios:

  • Caminando por un jardín
  • Viendo una zarza ardiente
  • Una vocecita en medio de la noche
  • Remendando sus redes después de un día de trabajo
  • Subiéndose a un árbol para ver mejor algún alboroto
  • Un banquete en casa de un rico
  • Una comida festiva anual
  • Camino de Emaús… o de Damasco
  • Caminando por una playa, viendo a alguien cocinando

La lista es casi interminable. Cuando pienso en la variedad de encuentros con Dios, me doy cuenta de que la experiencia de Dios de ellos estaba en medio de su actividad ordinaria.

Vicencianos sorprendidos por Dios

Entonces pienso en san Vicente y en cómo empezó a ver a Dios en la gente que se esforzaba en el campo y, más tarde, en los pueblos y ciudades de Francia.

Empezó a leer las Escrituras con nuevos ojos, no como historias edificantes sobre el pasado, sino viendo los paralelismos ante sus propios ojos. Leyendo las Escrituras a través de la lente de su experiencia diaria, Vicente empezó a ver las muchas maneras en que Cristo le llamaba a continuar la misión de llevar la buena nueva de la salvación. Su experiencia del Cristo sufriente de su tiempo le transformó.

Años más tarde, Federico Ozanam oyó hablar a Dios de una fuente muy poco probable, un ateo que le interpeló preguntándole qué hacían los cristianos por los pobres y los que sufrían en su época. Con la ayuda de sor Rosalía Rendu, esa pregunta le llevó por el camino de descubrir el rostro de Dios en los pobres.

La propia sor Rosalía Rendu había descubierto que nunca rezaba tan bien como cuando caminaba por las calles de un barrio marginal de París.

El hecho es que Dios no viene a nosotros como nosotros queremos que venga. Dios viene a nosotros en lo ordinario de nuestra vida cotidiana… si abrimos los ojos para ver y oír, especialmente los gritos de los pobres… veremos a Dios.

Esperar las sorpresas de Dios

  • ¿He esperado inconscientemente encontrar a Jesús a mi manera?
  • ¿Busco a Jesús especialmente en lugares donde no espero verlo?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk

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