Cátedra de San Pedro
1 Pe 5, 1-4; Sal 22; Mt 16, 13-19.
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Esto respondió Pedro cuando Jesús les preguntó a los discípulos quién era él para ellos. Una respuesta sorprendente, reveladora, novedosa. Y es tal, porque es una respuesta que se da no solo desde lo que los ojos ven (a un hombre pobre como ellos), sino desde una rendija que se ha abierto en el corazón y en la mirada, una rendija por la que se ha colado el infinito y la trascendencia. ¡Ha nacido algo nuevo! El corazón y los ojos de Pedro son los primeros que se han abierto a la aventura de la fe, que reconocen en Jesús al Hijo de Dios, la respuesta de Dios a la esperanza de los hombres, al Mesías ansiado por siglos.
Y su boca lo confiesa: –En ti, mis ojos contemplan la presencia amorosa y misteriosa de Dios. En tus palabras yentusgestosdescubrohorizontesinfinitos de gracia y misericordia. Tu proyecto me descubre un futuro maravilloso en el que el Hombre ya no caminará solo y confundido, sino acompañado por tu presencia humilde y generosa, como nosotros, los apóstoles, caminamos ahora junto a ti. Contigo experimento que Yahvé no nos mintió y que, finalmente, ha cumplido sus promesas. ¡Dichoso tú, Simón!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero C.M.
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