En los tiempos recientes de Cuaresma, me he centrado en despertar a una mayor conciencia de ser amados por Dios y de nuestra misión de ser signos del amor de Dios por mis hermanos y hermanas. No se trata de un enfoque totalmente nuevo.
La Cuaresma como prestar atención en un viaje
En los últimos 30 años, he aprendido a prestar atención a las oportunidades ocultas en los acontecimientos de mi vida.
Pensaba que sabía quién era y lo que significaba ser vicenciano cuando entré en el seminario de nuestro colegio, cuando fui ordenado, y cuando celebré mi 25 aniversario.
Sin duda, en cada una de estas etapas me di cuenta de muchas cosas sobre mi vida.
Sin embargo, fue necesario un grave accidente de coche en 1993, diez días en cuidados intensivos y casi un año de recuperación para despertarme de verdad. En retrospectiva, vi cómo mi vida se había desviado de su curso. Empecé a observar más de cerca cómo lo que estaba ocurriendo en mi vida encajaba en el cuadro más amplio de Dios, formado por las piezas entrelazadas de nuestras vidas.
Mirando hacia atrás, doy gracias a Dios por haberme «despertado» para reconocer mis acciones como signos del amor de Dios.
La herencia vicenciana de prestar atención a lo que sucede
Ahora me veo en la larga estirpe de Vicente, Luisa y sus seguidores. Lo que nos une a todos es el cambio que se produjo cuando prestamos atención al panorama general revelado en los detalles de sus vidas.
- Vicente de Paúl creía saber lo que quería de la vida: seguridad y poder cuidar de sus padres. Los sucesos de Chatillon y Follevile le despertaron a la realidad del abandono espiritual y la miseria física de los marginados. Las revelaciones de Chatillon y Folleville le llevarían toda una vida.
- Luisa de Marillac había esperado pasar su vida en un convento, pero fue rechazada. Luego pensó que encontraría lo que buscaba en su matrimonio y sus hijos. Finalmente, despertó a las necesidades del mundo que la rodeaba. Para su sorpresa, se convirtió en la guía de jóvenes campesinas generosas que querían servir a sus hermanas y hermanos menos afortunados.
- Federico Ozanam empezó a utilizar su intelecto como firme defensor de la fe. Entonces fue desafiado por un ateo. Atento al desafío, acompañó a sor Rosalía en sus labores. Se convirtió en el defensor de los marginados de su época.
- Isabel Ana Seton lo tenía todo: privilegios, seguridad y un matrimonio lleno de amor. Lo perdió todo, pero descubrió la Eucaristía. Encontró mucho más y, en su camino hacia la santidad, sentó las bases del sistema escolar católico y de las Hijas de la Caridad en Estados Unidos.
Prestando atención a los acontecimientos, cada uno de ellos se dio cuenta de cómo Dios utilizaba los elementos de sus vidas para dar forma a una imagen de Dios actuando en y a través de los momentos de sus vidas.
Cada uno de ellos despertó a prestar atención a las necesidades de sus hermanos y hermanas.
La Cuaresma: un tiempo para prestar especial atención a lo que sucede… y a lo que no sucede
La Cuaresma nos recuerda que debemos dar un paso atrás y examinar nuestras prioridades y nuestra conciencia del amor de Dios por nosotros y de cómo «lo pagamos» en los detalles de mi vida.
La Cuaresma es un despertar a las implicaciones de estar llamado a ser un signo del amor de Dios por mis hermanos y hermanas, especialmente los más pequeños y los que de otro modo estarían fuera de mi círculo.
¿Cómo encajan las piezas de los rompecabezas de nuestras vidas para revelar hoy la imagen del amor de Dios?
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
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