“Y fue predicando en las sinagogas por toda Galilea”
Job 7, 1-4. 6-7; Sal 146; 1 Cor 9, 16-19. 22-23; Mc 1, 29-39.
En elevangelio de hoy vemos a Jesús realizando diversas actividades: de la sinagoga de Cafarnaúm va a la casa de Pedro y cura a la suegra de éste, por la tarde atiende a una gran cantidad de gente que se agolpa afuera de la casa, de madrugada va a un lugar solitario para ponerse en oración. Ahí lo alcanzan los apóstoles, con los que sigue su camino por toda Galilea.
Esto me hace pensar en la riqueza de la vida de Jesús, siempre en movimiento, encontrándose con muchas personas en distintos poblados y ciudades. Dejando tiempo para retirarse en oración, instruir a sus discípulos, atender a quienes acudían a él. Descanso, comidas, largas caminatas, visitas a sus amigos, predicación a multitudes… y, en medio de todo, Jesús se presenta siempre equilibrado, sereno, dispuesto. Indudablemente que llevaba una vida muy activa pero equilibrada.
¿Mi vida es equilibrada? ¿Doy importancia a todos los elementos que la construyen, como trabajo, descanso, familia, oración, estudio, distracción, amigos, servicio…? ¿Vivo siempre ocupado, cansado, sin paciencia, con prisas?
Cuida el equilibrio de tu vida, serás más dichoso, vivirás con más consciencia y sentido.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero C.M.
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