“Vengan ustedes solos a descansar un rato”
1 Re 3, 4-13; Sal 118; Mc 6, 30-34.
Jesús piensa en todos y en todo. El evangelio de hoy lo deja claro. Los apóstoles están regresando de su primera misión y venían entusiasmados, querían contarle todo lo que había pasado, sus experiencias, la respuesta de la gente, el gozo que despertaba el anuncio del Reino… Pero Jesús los veía cansados, por eso les sugiere: –Vamos a un lugar tranquilo, ahí me cuentan con calma, descansan y reponen fuerzas.
Ese era el plan, pero, al llegar al lugar planeado se encuentran con una multitud que ya los espera. Jesús mira la necesidad de esas personas ansiosas que se les han adelantado, y se conmueve. Dice el texto que “se compadeció”, los miró como ovejas sin pastor: frágiles, vulnerables, necesitados. ¡Y también piensa en ellos! Deja el plan anterior y decide uno nuevo: atenderlos. El descanso puede esperar.
El único plan de Jesús es servir a los demás. Su plan es amar siempre, a todos. Es este plan el que mueve todas sus acciones. Siempre piensa en los otros; piensa en ti y en mí. Mira nuestra indigencia, nuestras necesidades, conoce nuestros deseos y sueños. Su plan es que nunca nos sintamos solos, sino que nos sintamos siempre abrazados por su corazón conmovido.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero C.M.
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