“¿Quién es éste que hasta el viento y el mar obedecen?”
2 Sam 12, 1-7. 10-17; Sal 50; Mc 4, 35-41.
¡Qué difícil resulta decidir pasar a la otra orilla! Jesús lo pide a sus discípulos y a nosotros también. Pasar de no hacer nada a hacer algo por construir el Reino de Dios. Es conversión, es decidir dejar el suelo firme y seguro, para seguir a Jesús atravesando con fe y confianza las aguas inestables e impredecibles, como lo puede ser comprometerse a un servicio de evangelización, de ayuda social, de caridad.
Cuesta dejar nuestros días ya establecidos con sus rutinas y horarios, para acoger lo que Dios quiera pedirnos abiertos a su novedad. ¡Él es novedad!
Pero como dice el evangelio, Jesús no lo pide así de pronto, a los discípulos se lo pidió al caer la tarde, después de haber pasado tiempo con Él, conociéndolo, escuchando su Palabra. Seguramente a nosotros también nos la ha pedido o lo pedirá después de compartir un tiempo con Él. Lo importante es estar atentos y mantener la fe firme como nos lo pide hoy Jesús, en lugar de ponernos a reprocharle y exigirle su ayuda. Él mejor que nadie sabe lo que nos conviene para llevar una vida en su presencia, trabajando para hacer también realidad el reinado de nuestro Padre Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares, Medalla Milagrosa de Monterrey.
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