“El que tenga oídos para oír que escuche”
2 Sam 7, 4-17; Sal 88; Mc 4, 1-20.
Del Martirologio Romano: Memoria de san Francisco de Sales, obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia. Verdadero pastor de almas, hizo volver a la comunión católica a muchos hermanos que se habían separado y con sus escritos enseñó a los cristianos la devoción y el amor a Dios. Fundó, junto con santa Juana de Chantal, la Orden de la Visitación, y en Lyon entregó humildemente su alma a Dios el 28 de diciembre de 1622. Fue sepultado en Annecy, en Francia, en este día.
San Vicente de Paúl tuvo una amistad cercana con él, identificándose por su batalla con el mal carácter que ambos combatieron hasta su muerte.
Muchos de nosotros nos podemos identificar con su lucha contra el mal carácter, la ira, la impaciencia, pero la vida de ambos santos nos demuestra que para Dios no hay imposibles, terminando por ser apreciados por su bondad, paciencia y calidez.
Medita este pensamiento de san Francisco de Sales: No anheles ser sino lo que eres, y esfuérzate por serlo a la perfección.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares, Medalla Milagrosa de Monterrey.
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